Tres años después de "Rifles apaches", vuelve sobre el tema el mismo director y el mismo protagonista ahora con cuarenta rifles de repetición que deben recoger en el paso Apache.
En efecto, la trama presenta a un capitán de Caballería, Bruce Coburn (Murphy), que, como se hace mayor pese a su cara aniñada, lleva ya los galones de capitán. Contra lo que es habitual, cuando empieza la acción está ya prometido con la rubicunda Ellen Malone (Stephen). No es el típico recién llegado que conoce a una muchacha, se enamoran y tal y tal. Aquí ya empezamos de novios formales.
La cuestión es que el gran jefe apache Cochise (Keep) domina con sus fuerzas el Paso Apache en Arizona donde mantiene a raya a colonos y soldados que por allí se acercan. Estamos en 1869 y en esto la cinta es bastante fiel a la historia.
La tarea de Coburn consistirá en concentrar en el fuerte a los colonos de la zona y recoger 40 rifles de repetición, ¿winchester?, para sustituir a las vetustas carabinas que disparan tiro a tiro. Para animar un poco la cosa, nada como un cabo chusquero, Bodine (Tobey) que ya ha sufrido en su carrera militar varios ascensos y degradaciones por su carácter pendenciero y ruin, que no se conforma con los ocho dólares de la soldada.
El guion está bien, no así la realización que tiene un formato televisivo que tira para atrás, con uso y abuso de la voz en off para explicar lo que cualquiera aprecia en la pantalla. La música colabora asimismo en producir esta pobre sensación.
Personajes estereotipados sin hondura, únicamente ofrece algo de interés Doug Malone (Burns), el hermano de Ellen que se alista sobre la marcha en el Ejército junto a su hermano Mike (Blodgett), y que desde el primer momento padece el llamado síndrome del corazón del soldado, shock de las trincheras o neurosis del combate. Ese miedo paralizante que se produce al encontrarse por frente al enemigo con las armas en la mano.
Por cierto que en el fuerte la enfermería luce una flamante bandera de la Cruz Roja cuando esta institución se había fundado en Ginebra en 1863, apenas seis años antes en que se desarrollan los hechos de la película. Mucha prisa parece que tuvieron en llevar a América esta benemérita institución.
Acción continua, sí, pero sin mucho sentido. Todo bastante flojo y, sobre todo, despidiendo mucho tufillo a simple telefilm de serie.
Cinta que no recomendamos salvo a muy forofos del género.