Cold War es una historia de amor. De las de toda la vida. A menudo, yo mismo lo hago, al hablar de una película o un libro se utilizan grandes palabras que aunque formalmente puedan ser precisas, no aportan gran información al lector. Es una peli de aventuras. Es policiaca. De intriga, suspense. Bien, Cold War es de amor.

La premisa principal es la Guerra fría, que es el contexto histórico en el que se desarrolla pero también la distancia infinita entre los personajes principales. El hilo conductor es la música, siempre presente, que da sentido a la cinta y que ha sido elegida con el mismo buen gusto con el que se ha rodado toda la película. Con el metraje, evoluciona tanto como la propia historia y sus protagonistas.

Cuenta con una fotografía de cortar la respiración y un lirismo de presencia ligera y natural. Pero como quería destacar al principio, todo cede ante el principal mérito de Cold War: invitar al espectador a ser testigo de una hermosa historia de amor y acogerlo con un cálido abrazo. Nada más y nada menos.