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España España · Madrid
Voto de Lizhen:
7
Fantástico. Aventuras. Acción Precuela de la trilogía "El Señor de los Anillos", obra de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf y de trece enanos, el hobbit Bilbo Bolsón emprende un viaje a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los Enanos. Finalmente, en las profundidades de la Tierra, encuentra el Anillo Único, hipnótico objeto que será ... [+]
13 de diciembre de 2012
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es inevitable no pensar en El señor de los anillos cuando se va a ver esta película. Y como siempre, las comparaciones son odiosas. Si bien El señor de los anillos marca el carácter profundo y épico de los personajes, esta precuela se presenta como un cuento infantil, donde el humor y la fantasía son los protagonistas durante la primera parte. Durante toda la presentación de los enanos no hay rastro de oscuridad y quizás puede hacerse un poco cargante, pero marca perfectamente las diferencias de carácter entre un hobbit y un enano.

Bilbo Bolsón vive feliz en su tierra, Hobbiton, rodeado de fiestas, banquetes y tranquilidad, hasta que el mago Gandalf le visita y va a proponerle una aventura. Desde el momento en que coge la mochila, la historia gana empaque y se convierte en un relato más adulto adornado por horribles trolls, orcos y huargos, entre otros curiosos seres.

Martin Freeman borda su papel de hobbit intrépido, donde va madurando a cada paso que da y transmite con su gesto la magia de este relato. Durante su hazaña va acompañado por trece enanos y por Gandalf (Ian Mckellen en su línea, fantástico), de los que quiero destacar, como no puede ser de otra manera, al honorable Thorin Escudo de Roble, como contrapunto del afable Bolsón. Este es el único de los personajes que sí podría recordar a los memorables protagonistas de El señor de los anillos gracias a su linaje y valentía.

Arropados en todo momento por la banda sonora de Howard Shore, el compositor realiza una vez más un trabajo sobresaliente y su música se adapta como un guante de látex a cada situación vivida por los personajes.

Lo que demuestra Peter Jackson es su profunda adoración por los libros de Tolkien. Esta precuela no puede superar en guión a una trilogía cuyos libros de base fueron escritos con mayor profundidad, madurez por parte del escritor. Pero lo que yo he recibido al ver El Hobbit es ese amor incondicional del director hacia este ejemplar. Peter Jackson mima a cada personaje, lo hace único y además añade un punto de humor que en ocasiones aporta luz a la historia. Además, pone a su favor innumerables avances técnicos (un Gollum mucho más realista si cabe) y los famosos 48 fotogramas por segundo, que siempre es un buen reclamo publicitario. No catalogaría este film como una obra maestra, pero sí como un fabuloso reencuentro con la Tierra Media.
Lizhen
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