Un mero pasatiempo momentáneo que despierta sonrisas y no carcajadas. Un film que se ve a gusto cuando no se recurren a los tan manidos chistes escatológicos, pero se olvida con suma facilidad.
El irregular conjunto de humoristas que se dan cita en el cartel debería haber dado como para algo mas trabajado. Parece que el guión se fue construyendo sobre la marcha y que los actores verdaderamente estaban pasando un fin de semana de vacaciones. Resulta bastante curioso la desapercibida actuación de Chris Rock, sin apenas chistes ni líneas de diálogo (compruébenlo); en contraposición, su esposa en la ficción Maya Rudolph (proveniente del programa Saturday Night Live) le pone la pierna encima con respecto a vis cómica.
Lo peor: las escenas de moralina metidas con calzador y absolutamente fueras de sitio, y la "participiación" (por llamarla de alguna forma) de Steve Buscemi.