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Voto de Isaac Paskual:
8
Drama Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única ... [+]
2 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En “Dolor y gloria” Pedro Almodóvar se abre en canal, muy a lo gonzo, como valeroso último recurso para alcanzar su mejor versión en su vertiente más reflexiva, y funciona. Aunque en verdad nunca detectas la fina linea que separa realidad de ficción, como tampoco ves la que separa a Antonio Banderas del manchego.
Salvador Mallo es un director de cine que empieza a vislumbrar el crepúsculo de su vida. Ese inevitable momento en el que pasado, presente y futuro se entremezclan. Es ahí donde las obsesiones y traumas presentes en los trabajos más recientes de Almodóvar vuelven a aflorar, pero aquí lo hacen de forma más redonda y personal. Un pasado mal enterrado que vuelve desencadenado por un fortuito encuentro del presente, esa incomoda sensación de culpa perpetua que nos encierra en nosotros mismos y nos aleja del resto, la lucha entre el amor y la pasión, el dolor del alma que se entremezcla con el dolor del cuerpo, el no estar a la altura de lo que la gente espera de nosotros, el sentido de la vida… Toda esa amarga mezcolanza de sentimientos se dan la mano en “Dolor y gloria” fruto de un guion magnífico.
Visual y escénicamente el cineasta también retorna a su mejor versión. La cinta es una delicia, destacando la realización, la fotografía y el diseño de producción. Y a ello se le une el plano interpretativo, con un grupo de actores bastante más sobrios de lo que el cine de Almodóvar nos tiene acostumbrados, pero igualmente efectivos. Aquí los sentimientos son más sutiles y delicados, no hay hueco para el exceso; y ello nos depara escenas verdaderamente notables. La representación teatral del personaje de Asier Etxeandia, o las escenas del Salvador Mallo adulto con su madre son verdaderamente poderosas.
La suma del fondo y de la forma convierten “Dolor y gloria” en una obra de evidente mención. Si es cierto que, dada la sutileza del conjunto, es posible que los sentimientos del espectador tarden en aflorar. Por ello la película gustará más en frío que en caliente, lo que le añade también un grato poso al producto. Una cinta que el devoto de Pedro Almodóvar sabrá aprovechar más que el aficionado esporádico, que duda cabe.
Y no puedo cerrar esta review sin lanzar una pregunta al aire. ¿Solo a mi el Alberto Crespo de Asier Etxeandia me ha resultado clavado físicamente al ´Tig´ Trager de Kim Coates de la serie “Sons of Anarchy”?…
Isaac Paskual
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