Que François Ozon es uno de los máximos exponentes del cine francés actual, por no decir el que más, creo que no lo puede dudar nadie. Yo siempre lo he visto como un enorme cineasta capaz de atraparte incluso con la narración que menos se presta a ello, así que imagínense cuando maneja una gran historia. Por no hablar de la delicadeza con la que trata a cada uno de los personajes que maneja.
En fin, una vez soltadas las alabanzas, creo que toca centrarse en su último trabajo. "Una nueva amiga" es una travesura del realizador galo que está un par de escalones por debajo de sus dos films precedentes, pero que aun así termina resultando una travesura de un excelente nivel. No pienso contarles la sinopsis de la película, creo firmemente que es de esas historias que funcionan mejor si te las vas encontrando de sopetón, así que no les estropearé la fiesta.
Argumentalmente "Una nueva amiga" es una historia que va de más a menos, también es cierto que en gran parte porque el factor sorpresa juega un papel muy importante en la primera mitad del relato. Y no solo ya el factor sorpresa, creo que durante el primer acto y buena parte del segundo la cinta oscila entre la comedia no buscada y el drama, y en ese terreno el film encandila muy bien al espectador con una historia entre lo absurdo y lo complejo. Pero luego, una vez que el segundo acto ya está bastante desarrollado, François Ozon se despoja por completo del tono cómico en beneficio de una falsa trascendencia que no le sienta tan bien a la película. A partir de ahí "Una nueva amiga" desengancha ligeramente, pero a pesar de ello el film sigue conservando bastantes virtudes como para ser recordado con cierto buen sabor de boca. Es una cinta absolutamente atractiva, y la elegancia de Ozon como cineasta está presente en todo momento. Y también reside en la película el clásico punto perturbador que siempre acompaña los trabajos del realizador francés. Aunque todo ello, esta vez, esta al servicio de un producto ciertamente intrascendente.
Hay que dedicarle un párrafo aparte a Romain Duris. Su trabajo en "Una nueva amiga" es sencillamente soberbio. Como no quiero desvelar más de la cuenta de la trama, no puedo explayarme muy concienzudamente en piropos, pero es que Duris esta magnífico en un papel bastante arriesgado y del que era muy fácil salir escaldado.
En resumidas cuentas, "Una nueva amiga" seguramente no sea lo mejor de François Ozon, pero goza de las necesarias virtudes como para atraparte a sabiendas de que es un trabajo menor del francés. Y es un film que desprende olor a Pedro Almodóvar.