Dos cosas son innegables. La primera, "El callejón" tiene un buen puñado de puntos débiles. La segunda, dichos puntos débiles se olvidan con el brutal giro que da el film hacia mitad de metraje.
"El callejón" sufre de un guion bastante flojo, poblado de diálogos antinaturales. Dicho texto desemboca en que el film abuse de momentos que pueden llegar a causar un ligero deje de vergüenza ajena en el espectador, sirva como ejemplo los créditos iniciales con Ana de Armas bailando cual gogo de discoteca barata, dicho memento hizo que me planteara dos veces sin continuar viendo la película. Otro punto débil del film es el tener un argumento de cortometraje, al final queda la horrible sensación de que todo esta demasiado estirado solo para ocupar el metraje de un largo. Las interpretaciones tampoco son nada del otro mundo, no termine de creerme a ninguno de los dos protagonistas, incluso llegaron a parecerme sobreactuados.
Pero es entonces cuando entra en escena el salto al vacío al que nos invita Antonio Trashorras con su espectacular giro argumental de mitad de película. Un giro inesperado y gratificante a partes iguales, que hace que el interés por la película crezca de nuevo en el espectador. Un giro argumental que salva a la cinta de un siniestro total que se veía venir.
Si bien "El callejón" no pasara a la historia, ni siquiera estará entre mis favoritas del genero; pero por lo menos la recordare con cariño.