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Voto de AlvaroFaure:
9
Romance. Drama. Comedia Pauline es una adolescente de 15 años que pasa un verano en la costa atlántica francesa con su prima Marion. Marion se encuentra allí con Pierre, un antiguo amigo, que se siente atraído por ella. Sin embargo, Marion prefiere al aventurero Henri, aunque sabe que su relación con él será efímera. Mientras, también Pauline tiene un romance... Tercera entrega de la serie "Comedias y proverbios" de Rohmer. (FILMAFFINITY)
8 de agosto de 2016
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adoro el cine de Rohmer tanto como odio a prácticamente todos y cada uno de sus personajes. Comprendo que la raíz de este odio es esa inestimable manía que tiene el realizador de no juzgar a ninguno de sus sujetos. De esta forma el juicio se traslada al espectador, que ve pasar por la pantalla a toda clase de manipuladores, cínicos, egoístas y desvergonzados que no dudarán en actuar –y camuflar sus actos– para obtener un beneficio propio.

El cine del francés es un cine cotidiano, formalmente sencillo, despojado de artificios narrativos, carente de virguerías visuales, centrado casi en exclusiva en los diálogos y en la construcción de sus complejos personajes, en apariencia tan simples como lo son a primera vista los humanos que nos rodean, pero que encierran en su fondo mucho más de lo que su presentación nos sugiere.

Es un cine inteligente que me atrevería a calificar –sin ser una virtud– incluso de intelectual, o al menos eso es lo que me sugieren seis visionados que en ningún momento sentí que apelasen a mis sentidos sino a mi razonamiento y entendimiento. La verdadera emoción de Rohmer forma parte, tal vez, del concepto «inteligencia emocional», no de la que pura y llanamente se desprende de las sensaciones más impulsivas, ajenas al filtro del raciocinio (¿o quizá lo uno tiene que ver con lo otro? ¿Es lo mismo? Tengo la sensación de que no, pero a veces no sé ya ni qué digo).

Cuando quedo maravillado ante este cine me pregunto por qué me pasa esto, si soy un tipo con ciertas ideas, de estos que admiran la explotación de los recursos audiovisuales, de la narración cinematográfica... siendo Rohmer un señor de diálogos, de texto, de literatura, de tinta sobre papel, no de imagen en celuloide, ¿qué es lo que veo en él? Me respondo que tal vez tenga que ver con las miradas que se intercambian, con la planificación de las escenas y con el planteamiento de algunas secuencias y el enfoque escogido para narrarlas, con el fluir de los diálogos y con la reacción a estos. Todo esto es cine, composición, atmósfera, montaje...

Sobre el papel, cada una de sus películas serían igual de perversas, incisivas e inteligentes, pero no habría chispa, no habría nada que me enamorase. En ausencia del cine, habría aplauso pero no devoción, y yo siento esto último por Rohmer, así que quizá pueda permitirme reducirlo todo a que él es un gran cineasta y «Pauline à la plage» una muestra de gran cine.

Al menos yo lo he gozado como tal, como una obra de altura en la que disfruto introduciéndome en la intrincada mente de cada uno de sus personajes, atravesando la inextricable maraña que tejen con sus siempre desafortunadas interacciones y odiándolos con fuerza a todos al tiempo que los comprendo, porque de eso va esto. De eso va siempre todo.
AlvaroFaure
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