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Voto de Landazuri:
9
7,2
124.377
Fantástico. Romance. Drama
Un hombre (Brad Pitt) nace con ochenta años y va rejuveneciendo a medida que pasa el tiempo; es decir, en lugar de cumplir años los descumple. Esta es la historia de un hombre extraordinario, de la gente que va conociendo, de sus amores y amistades, pero sobre todo de su relación con Daisy (Cate Blanchett), la mujer de su vida. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Me llamo Benjamin, Benjamin Button y nací en extrañas circunstancias”
Con esta frase, el genio de la narrativa contemporánea, David Fincher (Se7en, El Club de la Lucha) comienza la narración de una extraordinaria historia, la biografía de un muchacho que tras nacer con el cuerpo y aspecto de un anciano de ochenta años ve como por azar comienza su vida en un asilo bajo el cuidado de una madre adoptiva. A través de su diario, la que fuese la mujer de su vida Diasy y su hija recuerdan la extraordinaria historia de este aventurero de la vida.
Con una puesta en escena ultracinematografica David Lean, digo David Fincher nos “jarta” de magia y entusiasmo al ver como los personajes que rodean a Button le hacen aprender de la vida, le hacen querer vivir intensamente.
Benjamin es un niño que desea ver que hay más allá de su casa, un inadaptado empeñado en adaptarse. Descubre la vida con cuerpo de anciano y espíritu inocente. Benjamin comienza a salir de casa a descubrir el mundo y sus ilimitadas posibilidades. Benjamin hace amigos pero esta condenado a verlos morir uno tras otro, pues según pasan los años su aspecto mejora y rejuvenece. Vemos como esta historia cuenta sin más que el hecho de extraordinario de Benjamin hace que viva una vida intensamente. Consigue el trabajo en un sucio remolcador y vemos como para él sentirse útil hace que se empeñe en limpiar cagadas de pájaro como si toda su vida hubiese soñado con hacer tan sucio trabajo. “me encantaba mi trabajo y me pagaban por ello”. Pronto entabla una amistad con el curioso y borracho capitán del barco, el cual le enseña los placeres de la compañía femenina. Entonces Benjamin comienza a descubrir la independencia, el sentido del dinero… Como un muchacho de 20 años cualquiera entabla una aventura con una mujer que ha renunciado a sus sueños. Esta mujer ve en Bejamin algo especial, una liberación una vuelta al rejuvenecimiento, un hecho muy curioso teniendo en cuenta que Benjamin aparenta tener más de 65 años. Pero su espíritu, sus ojos, su vitalidad hacen que sea acorde a su verdadera edad.
Con unos magistrales efectos especiales y un guión extraordinariamente original y “bioficticio” con una magia que recuerda a la genial Forrest Gump, Robert Zemickis, David Fincher nos ofrece una serie de secuencias que van a quedar grabadas en la historia del cine. La magistral historia del relojero supera cualquier cuento que intente dar un ápice del sentimiento humano a los seres queridos perdidos prematuramente, al deseo de dar marcha atrás y cambiar lo sucedido. Pero la lección de Fincher es…“puedes encabritarte como un caballo furioso, puedes decir palabrotas sin parar pero al final no te queda más remedio que resignarte”… Para bien o para mal es nuestra vida, eso te ha tocado vivir, estas son tus circunstancias y tu yo… Por mucho que le des mil vueltas el hecho fortuito no cambiará. Y como nos explica esto David Fincher con una secuencia magistral, una de las secuencias más originales y narrativamente cinematográficas que haya visto en los últimos años. Nos presenta primero todos los integrantes fortuitos de un hecho a modo de circunstancial para después retroceder uno por uno y plantearse la pregunta que tantas veces nos hemos planteado” Y sí…?” Para que al final todo nos diga que Daisy a sufrido un accidente que le impedirá bailar el resto de su vida.
Pero Benjamin a pesar del desencuentro que tuvieron años atrás ,en la extraordinaria secuencia de la fuente, cruza el gran charco para ver a su amada. Pero de nuevo sus caminos se distancian. Benjamin a pasado ya por mucho a navegado por muchos caminos, ha perdonado a su padre ha visto como las balas de 50mm le silbaban sobre su cabeza, en la magistral secuencia del Submarino. Ha visto morir a sus amigos, ha recibido lecciones de la vida como la que le da el pigmeo, el capitán del barco o esa mujer, cuyo nombre no logra recordar, que le enseño a tocar el piano… Ha visto que con el paso de los años algunos siguen igual…”¿Te he contado alguna vez que en siete ocasiones un rallo me alcanzo?” Ha aprendido a amar, a navegar, a adaptarse… Pero aún no ha logrado estar con la mujer de sus sueños, su amiga de la infancia su eterna mujer ideal; Daisy, inesperadamente vuelve y esta vez no dejaran pasar más tiempo sin dar rienda suelta su pasión, por fin Benjamin consigue el equilibrio, por fin su edad física y su edad real se asemejan y coinciden, por fin Daisy y él parecen de la misma generación. Por fin pueden irse a navegar, y vivir juntos en su colchón. Pero nada es perfecto eternamente, Benjamin sigue rejuveneciendo. Él que fuese a un predicador para asegurar…”Tengo siete años…pero aparento mucho más…” y comenzase ahí el inicio, sus primeros pasos en la vida, vería como al estar de vuelta de todo ahora se haría un niño y deberá dejar atrás a lo que más ama; a su mujer e hija. (continua en spoiler)
Con esta frase, el genio de la narrativa contemporánea, David Fincher (Se7en, El Club de la Lucha) comienza la narración de una extraordinaria historia, la biografía de un muchacho que tras nacer con el cuerpo y aspecto de un anciano de ochenta años ve como por azar comienza su vida en un asilo bajo el cuidado de una madre adoptiva. A través de su diario, la que fuese la mujer de su vida Diasy y su hija recuerdan la extraordinaria historia de este aventurero de la vida.
Con una puesta en escena ultracinematografica David Lean, digo David Fincher nos “jarta” de magia y entusiasmo al ver como los personajes que rodean a Button le hacen aprender de la vida, le hacen querer vivir intensamente.
Benjamin es un niño que desea ver que hay más allá de su casa, un inadaptado empeñado en adaptarse. Descubre la vida con cuerpo de anciano y espíritu inocente. Benjamin comienza a salir de casa a descubrir el mundo y sus ilimitadas posibilidades. Benjamin hace amigos pero esta condenado a verlos morir uno tras otro, pues según pasan los años su aspecto mejora y rejuvenece. Vemos como esta historia cuenta sin más que el hecho de extraordinario de Benjamin hace que viva una vida intensamente. Consigue el trabajo en un sucio remolcador y vemos como para él sentirse útil hace que se empeñe en limpiar cagadas de pájaro como si toda su vida hubiese soñado con hacer tan sucio trabajo. “me encantaba mi trabajo y me pagaban por ello”. Pronto entabla una amistad con el curioso y borracho capitán del barco, el cual le enseña los placeres de la compañía femenina. Entonces Benjamin comienza a descubrir la independencia, el sentido del dinero… Como un muchacho de 20 años cualquiera entabla una aventura con una mujer que ha renunciado a sus sueños. Esta mujer ve en Bejamin algo especial, una liberación una vuelta al rejuvenecimiento, un hecho muy curioso teniendo en cuenta que Benjamin aparenta tener más de 65 años. Pero su espíritu, sus ojos, su vitalidad hacen que sea acorde a su verdadera edad.
Con unos magistrales efectos especiales y un guión extraordinariamente original y “bioficticio” con una magia que recuerda a la genial Forrest Gump, Robert Zemickis, David Fincher nos ofrece una serie de secuencias que van a quedar grabadas en la historia del cine. La magistral historia del relojero supera cualquier cuento que intente dar un ápice del sentimiento humano a los seres queridos perdidos prematuramente, al deseo de dar marcha atrás y cambiar lo sucedido. Pero la lección de Fincher es…“puedes encabritarte como un caballo furioso, puedes decir palabrotas sin parar pero al final no te queda más remedio que resignarte”… Para bien o para mal es nuestra vida, eso te ha tocado vivir, estas son tus circunstancias y tu yo… Por mucho que le des mil vueltas el hecho fortuito no cambiará. Y como nos explica esto David Fincher con una secuencia magistral, una de las secuencias más originales y narrativamente cinematográficas que haya visto en los últimos años. Nos presenta primero todos los integrantes fortuitos de un hecho a modo de circunstancial para después retroceder uno por uno y plantearse la pregunta que tantas veces nos hemos planteado” Y sí…?” Para que al final todo nos diga que Daisy a sufrido un accidente que le impedirá bailar el resto de su vida.
Pero Benjamin a pesar del desencuentro que tuvieron años atrás ,en la extraordinaria secuencia de la fuente, cruza el gran charco para ver a su amada. Pero de nuevo sus caminos se distancian. Benjamin a pasado ya por mucho a navegado por muchos caminos, ha perdonado a su padre ha visto como las balas de 50mm le silbaban sobre su cabeza, en la magistral secuencia del Submarino. Ha visto morir a sus amigos, ha recibido lecciones de la vida como la que le da el pigmeo, el capitán del barco o esa mujer, cuyo nombre no logra recordar, que le enseño a tocar el piano… Ha visto que con el paso de los años algunos siguen igual…”¿Te he contado alguna vez que en siete ocasiones un rallo me alcanzo?” Ha aprendido a amar, a navegar, a adaptarse… Pero aún no ha logrado estar con la mujer de sus sueños, su amiga de la infancia su eterna mujer ideal; Daisy, inesperadamente vuelve y esta vez no dejaran pasar más tiempo sin dar rienda suelta su pasión, por fin Benjamin consigue el equilibrio, por fin su edad física y su edad real se asemejan y coinciden, por fin Daisy y él parecen de la misma generación. Por fin pueden irse a navegar, y vivir juntos en su colchón. Pero nada es perfecto eternamente, Benjamin sigue rejuveneciendo. Él que fuese a un predicador para asegurar…”Tengo siete años…pero aparento mucho más…” y comenzase ahí el inicio, sus primeros pasos en la vida, vería como al estar de vuelta de todo ahora se haría un niño y deberá dejar atrás a lo que más ama; a su mujer e hija. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero antes de caer en la demencia senil y en la niñez física deja unas postales a su hija que cierran la carismática vida de un ser atemporal, un extraordinario hombre que vivió y conoció, que empezó de cero, que fue pobre y rico, que amo y vivió una vida plena marcha atrás, un hombre que perdono a su padre y que aprendió que en la vida algunos tienen oído para la música, otros son artistas, otros nacen para que les caiga un rallo, otros para ser madre, y él por curiosas circunstancias nacería marcha atrás.
David Fincher nos regala una película cargada de personajes redondos, cargada de detalles como el de la cicatriz de Benjamin, cicatriz que viene de su aventura durante la segunda guerra mundial, cicatriz que no desaparece que queda marcada incluso cuando tiene ochenta años cierra los ojos por última vez y mira a su amada Daisy y esta cree que la reconoce antes de morir. El detalle de la evolución de Daisy, la inocente niña y desenfrenada sensual post-adolescente que se tira a los brazos de Benjamin. La complementación narrativa en el prólogo y epilogo de la historia de Benjamin. Una historia para la hija de ambos, una historia única, una historia de verdadera amor, con momentos buenos y malos. Porque para vivir una vida completa hay que vivir lo bueno y lo malo del amor, la familia, los amigos y las aventuras.
David Fincher completa una obra que a cada visionado se le sacan más detalles. Una obra que fusiona a la perfección las distintas técnicas; digitales y de maquillaje, ambientación y vestuario, montaje y guión que todo trabaja para esta mágica historia cargada de los personajes de una vida. La vida de Bejamin Button. Una narración magistral una obra maestra del Septimo Arte.
David Fincher nos regala una película cargada de personajes redondos, cargada de detalles como el de la cicatriz de Benjamin, cicatriz que viene de su aventura durante la segunda guerra mundial, cicatriz que no desaparece que queda marcada incluso cuando tiene ochenta años cierra los ojos por última vez y mira a su amada Daisy y esta cree que la reconoce antes de morir. El detalle de la evolución de Daisy, la inocente niña y desenfrenada sensual post-adolescente que se tira a los brazos de Benjamin. La complementación narrativa en el prólogo y epilogo de la historia de Benjamin. Una historia para la hija de ambos, una historia única, una historia de verdadera amor, con momentos buenos y malos. Porque para vivir una vida completa hay que vivir lo bueno y lo malo del amor, la familia, los amigos y las aventuras.
David Fincher completa una obra que a cada visionado se le sacan más detalles. Una obra que fusiona a la perfección las distintas técnicas; digitales y de maquillaje, ambientación y vestuario, montaje y guión que todo trabaja para esta mágica historia cargada de los personajes de una vida. La vida de Bejamin Button. Una narración magistral una obra maestra del Septimo Arte.