Y digo lo de "por fin" porque, a pesar de que se producen muchas (y muy malas) comedias familiares anualmente en Hollywood, ésta es la única que me ha convencido de serlo verdaderamente; ya que no incluye escenitas rebeldes, ni chistes sobre sexo, ni es exageradamente empalagosa (a pesar de los pajaritos, las florecitas y todo eso, que, sí, es muy cursi). Amy Adams da a la película el toque mágico, se comporta como si estuviera sacada verdaderamente de un cuento de hadas, y nos hace darnos cuenta desde el principio de la película de que es dulce, buena, cariñosa (en fin, todas esas cualidades que tienen las princesas de cuento). Incluso la historia, a pesar del género, podría ser verosímil: por supuesto, no la parte en la que hablan con animales o se convierten de dibujos animados a personas, pero sí la parte sentimental, porque todo lo que sienten tanto ella el resto de los personajes son sentimientos reales, no están sacados de ninguna historia, y dichos sentimientos varían, cambian, suben o bajan y se modifican sobre la marcha y durante todo el filme.

El final, aunque muy previsible, es el esperado y querido por los niños, y Disney no se podía arriesgar a no gustar a los más pequeños (su especialidad). En fin, una película muy recomendable y entretenida para ver en familia.