Este (una vez más, innecesario) remake recrea la historia de cómo un artefacto alienígena aterriza en la Tierra. Cómo la raza humana entra en contacto con la forma de vida extraterrestre y esta se demuestra hostil y destructiva ante una humanidad aún peor. Sólo uno de los representantes de la raza alienígena (Keanu Reeves), de la mano de una científica humana (Jennifer Connelly), puede representar una esperanza…o no.

Scott Derrickson , su director, nos sorprendió con su impecable “El exorcismo de Emily Rose”, pero en esta ocasión el producto realizado no cubre las expectativas de la audiencia. La manera en que está contada la historia, pese a las dosis de acción y espectacularidad (dada por unos efectos ora brillantes, ora vulgares), aburre al personal que sólo reza porque esa Tierra que nos muestra la película se destruya o salve cuanto antes, y, es más, las soluciones argumentales que aporta rozan en más de un punto el más ostentoso ridículo.
Además de ello, muy en contra del film juega la interpretación de su protagonista, Keanu Reeves, que esta producción luce un hieratismo extremo, que más que extraterrestre le hace parecer pariente cercano a Steven Seagal con una nula expresión facial. Junto a él, la siempre interesante Jennifer Connelly pasa bastante desapercibida, realizando uno de sus papeles menos memorables de los últimos tiempos. A su favor apuntaremos la paródica presentación que realiza sobre el ejército americano, sobre el sistema, donde apreciamos un aroma arriesgado y crítico.

En conjunto, y a modo de conclusión, diremos que este film de ciencia ficción resulta bastante prescindible y tedioso, sólo recomendable para aquellos que no vieran la película original y no hayan visto el trailer comercial de este remake, pues en él se muestra prácticamente todo lo poco bueno de la película.
Enoch