Es Goran Paskaljevic un director nómada que ha rodado fuera de su país (Serbia) buena parte de su filmografía. Hay también una simbiosis entre este director y un festival de cine como es la SEMINCI de Valladolid, donde ha presentado con regularidad sus películas y donde ha obtenido tres Espigas de Oro (el máximo galardón) con La otra América (1995), Optimistas (20069 y Lunas de miel (2009). Aunque quien esto escribe prefiere El polvorín (1998), una de las películas que mejor retrata las consecuencias de la violencia en su país natal, con historias que son "exhibiciones de atrocidades" difíciles de olvidad.

Tierra de dioses se desarrolla en una comarca del Himalaya en la India y cuenta la historia de un regreso: un hombre vuelve a su tierra y a su aldea después de cuarenta años de ausencia.

Sus ojos contemplan las montañas, el cielo, los ríos y la gente del lugar donde nació y de donde -nos enteramos enseguida- tuvo que irse no voluntariamente.

Es un regreso definitivo en el que tendrá que ajustar cuentas -inevitablemente- con ese pasado y esos familiares y vecinos que propiciaron su expulsión después de que incumpliera uno de los tabúes de su tribu.

La película va desgranando esos reencuentros, en buena parte ingratos y en algún caso dramáticos. Lo son con los familiares y lo son con las sombras del futuro que no pudo ser. También es el encuentro con las mujeres y niños -sobre todo- que luchan a su manera por acabar con los prejucicios y los tabúes que conforman una jaula social que solo produce desgracia e infelicidad.

Una película sencilla, naturalista, de contenida emotividad, ambientada en los paisajes abisales del Himalaya, con temas eterno como son los del regreso, el amor frustrado por terceros y el deseo de paz y libertad. Filmada por un maestro contemporáneo como es Paskaljevic.

A destacar, igualmente, el actor y coguionista Victor Banerjje.