Metemos en la batidora un poco de Jóvenes Ocultos, unas de zombis, unos adolescentes imbéciles, a Michael Ironside y unas cuantas cosas más, sacamos el guión y la mínima lógica y ya tenemos una película de terror.

Lo más importante de una película de terror es que uno se pueda identificar con los personajes, con la situación, con sus reacciones, que piense y sienta como ellos. Así se puede pasar miedo. Con bodrietes como este, es imposible pasar el más mínimo miedo.

No voy a enumerar la cantidad de reacciones ilógicas tienen los personajes y la inconsistencia del guión, porque daría para un libro y lo han comentado casi todo otros compañeros.

Simplemente, sugiero no perder el tiempo con esta película, cuyas únicas virtudes son el maquillaje y la poca duración.