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Voto de Daverunner:
7
Drama. Thriller Un hombre de negocios de poca monta llamado Norman Oppenheimer se hace amigo de un joven político en un momento bajo y solitario de su vida. Tres años más tarde, cuando ese político se convierte en un líder mundial influyente, la vida de Norman cambia dramáticamente. Para bien. Y para mal. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Norman, el hombre que lo conseguía todo es el debut en Hollywood del director israelí Joseph Cedar. Cedar nos trae una interesante película que refleja el complejo mundillo de las relaciones de poder políticas/económicas/financieras y los círculos personales que se mueven en torno a ellas. Y lo hace a través de un singular personaje -Norman Oppenheimer- un perdedor, un embustero que no tiene maldad y lo único que quiere es sentirse útil y aceptado por los que le rodean.

Un ingenioso argumento apoyado en unas magníficas interpretaciones son las principales armas del filme. El brillante guión escrito por el propio director, explora y disecciona los detalles del mundo político y empresarial en torno a una convención que se produce en New York. En ella se dan cita políticos del estado israelí con importantes empresarios judíos que residen en EEUU. Componentes del lobby judío estadounidense -ese conjunto de organizaciones e individuos que intentan influir en la política norteamericana- son parte esencial de la historia.

Para adentrarnos en esas dos estructuras gigantes -la política y empresarial junto a la sociedad judía en EEUU- el director crea el personaje de Norman. Y para dar vida a este señor, se eligió a Richard Gere. Un acierto absoluto, ya que el veterano actor da una lección de actuación sobresaliendo entre el famoso elenco que le acompaña y que incluye a Steve Buscemi o Michael Sheen, entre otros.

Norman es un outsider, un hombre con aura de perdedor al que todos los que rodean rehuyen. Su propio sobrino, un prestigioso abogado; el rabino de la sinagoga a la que acude; todos aquellos hombres de negocios a los que aborda con sus estrafalarias ideas para conseguir dinero...No obstante, cuando el primer ministro israelí le señala como su amigo y consejero en EEUU, su suerte cambia.

Es en ese momento donde se ve la verdadera personalidad u objetivos personales del protagonista. Su popularidad aumenta y con ello la posibilidad de crecimiento profesional y económico. Lo único que tenía que hacer era esperar a que su amistad con un personaje tan importante diera sus frutos. Sin embargo, sus deseos de ser admitido y considerado como un miembro importante dentro de la comunidad judía norteamericana le llevarán a convertirse en el eje por el que pasen todos los tejemanejes dentro de esta colectividad.

a en el centro de la tormenta, Norman vive entre mentiras y verdades, ilusiones y realidades que le van envolviendo en una vorágine estresante muy bien plasmada en la pantalla. Esas conversaciones telefónicas que parecen sacadas de un guión de Aaron Sorkin -ver Moneyball o La guerra de Charlie Wilson- nos van conduciendo a un final tan imprevisible como fantástico.

Un cierre perfecto para una película que sorprenderá por la historia que cuenta, pero sobre todo por como la cuenta. Un filme que nos devuelve al mejor Richard Gere. Aquel alejado de sus papeles de galán, más en la línea de Los amos de Brooklyn que de Novia a la fuga, por poner dos ejemplos. Un actor serio y solvente que, como Norman Oppenhaimer, sigue esperando una oportunidad para convencer a los espectadores y analistas más críticos que rodean al séptimo arte.

Más sobre esta y otras películas en el blog de cine: argoderse.blogspot.com.es y en la página de Facebook: argoderse.
Daverunner
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