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Voto de Daverunner:
6
Drama La historia del pintor suizo y escultor Alberto Giacometti. El film se centra en el año 1964, cuando Giacometti invitó al crítico de arte y escritor norteamericano James Lord a que posara para él en lo que acabó siendo uno de sus más célebres retratos. Lo que en un principio iba a ser un trabajo de unos pocos días se demoró en varias sesiones, a lo largo de semanas, a causa de la falta de disciplina e incapacidad de concentración del ... [+]
26 de diciembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alberto Giacometti fue un prestigioso pintor que desarrolló su carrera como tantos otros coetáneos suyos en París durante la primera mitad del siglo XX. Se asoció con artistas de la talla de Picasso, Jean Paul Sarte o Samuel Beckett entre otros y al igual que muchos de ellos, era un personaje repleto de manías, inseguridades, fobias y trastornos.

Todas estas peculiaridades propias de los genios están representadas a la perfección por un actor curtido en personajes excéntricos: Geoffrey Rush. El actor australiano consigue transmitir con su actuación la inestabilidad y angustia constantes en la vida del pintor, tanto en el ámbito profesional como en el sentimental. Casado con Annette Arm -Sylvie Testud- Giacometti mantenía al mismo tiempo una relación con Caroline -Clémence Poésy- una prostituta de lujo.

El caótico ritmo de vida al que el suizo sumía su día a día aparece reflejado en El arte de la amistad, especialmente cuando recibe varios millones de francos tras la venta de una de sus obras y reparte una cantidad con su hermano Diego -irreconocible Tony Shalhoub-, otra parte se la queda él y el resto la esconde, como gran parte de su dinero, en el taller donde trabaja.

Frente a este caos aparece James Lord -correcto Armie Hammer-, un distinguido escritor, cuya paciencia y aguante es puesta al límite con el continuo retraso en la terminación del retrato. Es en este aspecto donde la película pierde fuelle y el ritmo de la misma se vuelve lento, farragoso e incluso repetitivo. Se podría decir en este punto que no solo la paciencia del personaje interpretado por Armie Hammer, sino la del propio espectador, son puestas a prueba.

El último trabajo detrás de las cámaras del actor Stanley Tucci es un filme correcto, que a pesar de su corta duración -90 minutos- se hace en ciertos momentos pesados y cuyo repentino final puede provocar una sensación de 'ni fu ni na'. Sin embargo, merece ser salvado por las interpretaciones de los protagonistas y probablemente aquellos aficionados al arte le podrán sacar más partido que un servidor.

Más sobre esta y otras películas en el blog : argoderse.blogspot.com y en la página de facebook: argoderse
Daverunner
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