En cuanto veo algún tipo de tullido de protagonista me pongo a la defensiva.
Si encima el director es indepe-indie dejo un Lexatín a mano.
Le doy una oportunidad y voy enganchándome hasta que aparece Jack Black.
Miro al Lexatín y respiro hondo.
Los saltos temporales me mantienen interesado porque se intuye "hay algo".
Y así es.
Lo de menos es la silla de ruedas.
Es el proceso de conócete a ti mismo (y perdóna/te) que todos hemos de recorrer (si queremos envejecer dignos).
Todos estupendos (no soy nada fan ni de Phoenix y menos de Hill).
Es cierto que tiene algo de convencional. Cosas de la edad.
Como Simon Birch, imprescindible.