La cinematografía española se ha destacado a lo largo de los últimos decenios por sus aproximaciones a nuestra guerra de la vergüenza; algunas veces maniquea y otras (las más acertadas) cómica, pero casi siempre de una forma masoquista. Se ha de reconocer que en no pocas de esas ocasiones, se han alcanzado cotas de buen cine fuera de toda duda, como en "La Vaquilla", "El laberinto del fauno" o esta que nos ocupa.

Porque es verdad que se trata de un verdadero peliculón, aunque más que de la Guerra Civil nos habla de los albores, cuando todavía daba sus últimos coletazos la malograda II República. Efectivamente, Cuerda retrata muy bien ese periodo de confusión, esos momentos de crispación que nos llevarían a uno de los mayores horrores que los españoles hemos tenido la desgracia de vivir y que aún nos ha dejado secuelas que nos afligen.

Ese enfrentamiento entre la visión del mundo de una forma más tradicional, religiosa, monárquica, que podríamos definir como anquilosada en los valores del pasado y la visión progresista, aconfesional y republicana que buscaba el avance de la sociedad. Eran dos trenes que estaban destinados a chocar (nos suena, ¿verdad?) y tampoco se hizo nada para evitarlo. El enfrentamiento se percibía como inevitable y, por desgracia, así fue.

Todo este ambiente belicoso, conflictivo, en el que la beligerancia se respiraba y las ganas de bronca estaban a flor de piel se percibe por los ojos de un crío de ocho años, inocente, embriagado e influido por la figura de su profesor al que admira por su inteligencia, su visión del mundo y su carácter afable pero que se ve imbuido por el ambiente, se deja arrastrar por el ruido y por la marabunta reinante, por la intransigencia que ve el mundo como una oposición: o se está conmigo o se está contra mí. Un protagonista que representa a toda la sociedad en general, que individualmente se comporta como un ente inteligente, pero como colectivo, es algo a lo que temer porque se deja arrastrar por la beligerancia y por el conflicto. Algo que, por desgracia, está muy en boga en nuestro mundo actual y en nuestro país en particular. Quizá por ese motivo, podemos decir que esta película es muy actual porque denuncia todas las tiranías y cómo se manifiestan en la sociedad que acorrala al que piensa diferente, que se muestra hostil contra cualquier minoría, que hace de la represión su forma de relacionarse con sus iguales, mediante el hostigamiento. Por ello se trata de un film actual aunque se hizo hace casi veinticinco años.

Por lo demás, otro gran papel del inconmensurable Fernando Fernán Gómez.