Interesante en algunas parcelas, empieza siendo la típica película de catástrofes, pero pronto desarrolla su verdadera razón de ser, que es el retrato de un alcohólico, bastante bien conseguido por el magnífico (aunque aquí no tanto) Denzel Washington.

Está muy bien expuesto el problema, los tímidos esfuerzos por resolverlo, y el impresionante desenlace del mismo, ante el estupor de su abogado y del otro tipo que intenta redimirlo. Muy bueno el tercio final de la película, que lejos de tratar de moralizar, muestra con toda crudeza los efectos devastadores de las adicciones.

Interesante.