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España España · Madrid
Voto de Andron:
10
Ciencia ficción. Intriga Un científico es enviado a la estación espacial de un remoto planeta cubierto de agua para investigar la misteriosa muerte de un médico. Adaptación del clásico de ciencia-ficción del escritor polaco Stanislaw Lem. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2006
152 de 204 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un filme de “conciencia-ficción”, como lo definió un crítico italiano. “Solaris” está tan alejado de “2001: Una Odisea del Espacio” como el más alejado de los planetas de una Galaxia aún por descubrir. Ambas obras son grandes creaciones de dos grandes de la historia del cine, pero entre una y otra creación artística media la distancia que separa al mundo de los sentimientos, las emociones y las eternas preguntas del mundo del gran espectáculo, de la obra de arte concebida como “show”. Ambos mundos no son beligerantes ni excluyentes, pues cada uno ocupa su honroso, legítimo y amplio espacio (medido en años luz), y no hay peligro alguno de que entren en conflicto ni se destruyan. Son dos mundos en los que puede habitar el ser humano, aunque algunos cinéfilos y otros seres de difícil adaptación puedan perecer en ellos.

En “Solaris” el director ruso lanza una mirada desde el cosmos hacia la Tierra, hacia el hombre. Tarkovsky no realiza un viaje “hacia el infinito y más allá”, sino hacia el mundo interior del ser humano. “Considero que es un deber mío animar a la reflexión sobre lo específicamente humano y sobre lo eterno que vive dentro de cada uno de nosotros”, escribió Tarkovsky. No es casual ni una cuestión de “recursos”, que los efectos especiales se hayan reducido a su mínima expresión en la película, y que la estación espacial que gravita sobre el Océano inteligente presente un descuidado aspecto “doméstico” muy terrenal; el que presentaría una vivienda cuyo dueño está absorbido por otras cuestiones y que nunca encuentra el momento para arreglar el grifo que gotea o el enchufe de la luz… Paradójicamente, ninguna otra película de Tarkovsky presenta tantas huellas de lo humanamente cotidiano como “Solaris” (Vera Ivánova).

Mención especial merecen, obviamente, los diálogos, que son parte fundamental de un guión impecable, como en todas las películas del genial director ruso (al menos hasta “Stalker”). El mundo de “Solaris” no es el mundo aséptico y pulcro de “2001: Una Odisea del Espacio” con su amplio despliegue de efectos especiales y su deslumbrante exposición de naves y artefactos voladores (algunos imposibles), con un diseño tan atractivo, convincente y realista que prácticamente nada de lo que vemos en pantalla existe a día de hoy... Si en la película del gran Kubrick los personajes hablan poco, es porque tampoco tienen muchas cosas que decirse -para que nos vamos a engañar-, incluyendo al ordenador “Hal 9000” con su perverso talento (aunque a la hora de “morir”, lo haga de una forma tan patética que deshonra a sus creadores, al héroe americano con capa y mallas y a su bandera).

La película de Tarkovsky me gusta y me fascina por el poder de sus imágenes (una constante en toda la cinematografía del genial director ruso), por su misterio, por su poesía, por su belleza, por su profunda reflexión acerca del ser humano. Y, por supuesto, por el gran trabajo de unos excelentes actores.
Andron
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