Roman polansky a través de una sencilla obra maestra realizada entre 4 paredes, nos muestra los diferentes estados psicológicos por lo que dos matrimonios pasan al momento de discutir la reciente pelea de sus hijos.

Este film me recuerda a aquellas reuniones familiares en donde supuestamente todos llevan una excelente relación y hay un gran cariño, pero sin duda en el fondo abunda una gran hipocresía y no falta aquel miembro de la familia que un buen día decide hablar de todo.

Y es aquí donde los códigos morales se corrompen es el punto exacto en dónde el ser humano revela su verdadera personalidad y deja atrás las apariencias sin importar lo que pueda suceder.

Sin duda los dos matrimonios son un excelente reflejo de lo que día a día pasa en la sociedad, el como un ser humano es capaz de hacer un tormenta en un vaso de agua por una simple pelea de niños u otro conflicto y a su vez pasando por una serie de estados que van desde la desesperación hasta el descontrol total.

Provocando el mismo efecto en el espectador al sentirse identificado con cada uno de los personajes incluso con la sensación de querer introducirse a través de la pantalla cinematográfica y darle una buena lección a los personajes.

Y qué decir de la excelente actuación de Jodie Foster, la cual se lleva una parte del film al interpretar aquella madre aparentemente pasiva que al paso de la historia demuestra su lado explosivo, hasta el punto de quebrarse.

Carnage me deja un gran sabor de boca desde principio a fin y que decir de los planos están perfectamente bien cuidados ya que concuerdan correctamente con el ritmo de manera ágil lo cual deja atrás aquella sensación de estar presente en un teatro.