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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
2
Ciencia ficción Una fuerza misteriosa golpea a la Luna fuera de su órbita y la envía en choque directo contra la Tierra a toda velocidad. Unas semanas antes del impacto con el mundo al borde de la aniquilación, la ejecutiva de la NASA y ex astronauta Jo Fowler (Halle Berry) está convencida de tener la clave para salvar nuestro planeta. Pero solo el astronauta Brian Harper (Patrick Wilson) y el teórico conspiranoico KC Houseman (John Bradley) la creen. ... [+]
15 de julio de 2022
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que Roland Emmerich haya estrenado, con gran promoción, una de las suyas por todo lo alto no es sinónimo de taquillazo. Ya se sabía de antemano que la crítica ante esto no se iba a rendir, creo que lo sabían todos, incluyendo a su director que decía durante el rodaje “esto es una película”, cuando le indicaban algún despropósito existente sin importarle un pimiento nada, pero lo cierto es que, por justicia divina quizás, no ha sido un taquillazo si no un gatillazo en taquilla, que es bien distinto. A estas alturas, hasta los más bodoques ya deberían haber aprendido que el invertir unos ciento cincuenta millones en una birria de proyecto no tenía que ser motivo de buena inversión, cosa que así ha resultado. ¿Los motivos? Innumerables y la mayoría de ellos bastante graves.

El que se hayan tardado cuatro años en la “confección” de su ¿guion? o que se haya rodado en poco más de dos meses este engendro, podía haber sido motivo de chiste incluso después de verla, pero no. “Moonfall”, que así se llama este invento, carece de cualquier sentido del humor. Es tan pretenciosa y falsa que ni logra que se esboce una sonrisa. Y no vale decir, como ocurre en algunos casos, que sus defensores aconsejan no pensar ni analizar lo que se ve. En mi caso es imposible. Me fijo en todo. Me da tiempo ver la película, leer los subtítulos, escuchar la música o, por ejemplo, ver la sombra del micrófono o de la cámara si se cuela. Lo siento, no soy tan cabeza hueca.

El guion es un plagio de un buen puñado de títulos existentes en los últimos sesenta años, exento de originalidad y riesgo y con unas frases que alarmarían a los actores en su primera lectura, un cásting como es habitual en los films de Emmerich, que intenta ser inclusivo, variopinto desde el punto de vista racial (aunque ignore entre otros a indios del amazonas, esquimales o albinos) para ser exportable en todo el mundo. Creo que a ellos tampoco esto les habrá pillado por sorpresa el resultado y ojalá hayan cobrado muy bien por dar la cara en este descalabro.

Está capitaneada por Halle Berry, que es en el mundo de la canción nuestra Rosa López, Rosa de España. Ambas ganaron en su momento, una un “Oscar” y la otra el primer puesto en “OT”, pero la industria no sabe qué hacer con ellas. Halle Berry se mete en toda clase de proyectos pero no cuaja. A Rosa no saben qué estilo de música darle y la dejan perdida, como en los diferentes estilos de peinados y cortes de pelo que utiliza. Ambas no encuentran ni su estilo, ni su público y ni siquiera se encuentran ellas mismas. Aquí Berry utiliza un “look” más propio de Jennifer López, pero que no le ayuda en ningún aspecto. Es más, le pones un chándal y cuela como choriza de barrio marginal.

Le sigue un encorsetado Patrick Wilson, (que él o sus representantes le buscan un “blockbuster” a toda costa y que antes deberían pensar si eso le va ayudar en su carrera). El tercer protagonista en discordia es John Bradley, al que le han encasquetado el pitraco: el friki gracioso de la función. Aunque resulte realmente insoportable aguantarle, reconocemos que podría ser buen actor, con gran facilidad para los acentos. Que la humanidad no le coja mucha manía porque creemos que el pobre podría dar más de sí, aunque, como hemos dicho, mínimo den ganas de estrangularlo. El resto del reparto poco puede hacer: Charlie Plummer, que emula a River Phoenix en un horrible papel, una olvidable Wenwen Yu o una aparición, casi en holograma, de Donald Sutherland, que dura pocos minutos, sin peso dramático y al que le falta casi pedir perdón por aceptar. Todos francamente mal.

Su diseño de producción es pobre en imaginación, el exceso de efectos digitales lo convierten casi en una atracción de feria de saldo, su patriotismo es postizo, no se lo cree nadie de los que han participado en el film y su música es machacona. Lo único más potable quizás sea su colorido, tan manipulado como su historia, pero bonito a la vista, quizás por eso le doy un puntito más. Antes de pasar al “spoiler” señalar que por desgracia carece de las limitadas dosis de entretenimiento que podían tener “El día de mañana” o “2012”, las más soportables o decentes de su “autor”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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