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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
5
Drama La Inglaterra rural de 1865. Katherine (Florence Pugh) vive angustiada por culpa de su matrimonio con un hombre amargado al que no quiere y que le dobla la edad, y de su fría y despiadada familia. Cuando se embarca en un apasionado idilio con un joven trabajador de la finca de su marido, en su interior se desata una fuerza tan poderosa que nada le impedirá intentar conseguir lo que desea. (FILMAFFINITY)
30 de abril de 2017
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que los títulos de las películas pueden inducir a error, y otras, que pueden resultar en gran medida “spoilers”. En el caso de “Lady Macbeth”, aunque se base en la obra literaria del mismo nombre creada por Nikolai Leskov, puede aunar ambas características, sobre todos para los amantes del mundo shakesperiano, que incluso, a su fin, les podría resultar hasta pretencioso. En Francia, para su exhibición, muy acertadamente su título se ha cambiado por el de “The Young Lady”. Pero vayamos por partes.

“Lady Macbeth” es el debut de William Oldroyd en el mundo del largometraje. Su ejecución ha sido bastante respetable. Ha sabido darle un tono nada comercial, ha prescindido del preciosismo, a veces gratuito, del cine británico y sobre todo, estéticamente, se ha arrimado a otras obras con las que guarda ciertos paralelismos, como podría ser, por ejemplo, el cine de Terence Davies. Incluso ha bebido de otras cinematografías, como podría ser la versión dirigida por Liv Ullmann de “La señorita Julia”, films de Bergman o el cine nórdico de Dreyer, aunque lejos de sus resultados a nivel de dirección. Un acierto ha sido el aprovechar tanto sus interiores como su entorno natural para que sirva de apoyo al relato.

Puede que lo más desafortunado sea el guión de Alice Birch, que dicho sea de paso, me sorprende que haya sido escrito por una mujer que, además, también cuenta con incursiones en el mundo de la actuación, saltándose a piola lo que es un proceso de transformación de un personaje. Lo que en su arranque pudiera parecer, que es lo más conseguido, un relato sobre la libertad femenina, se va tornando en una historia, a veces algo inverosímil, sobre el amor y el poder. Parece mentira que una mujer plantee, quizás siguiendo torpemente la estela de Verhoeven en “Elle”, que se pueda iniciar una relación amorosa con un tipo con el que, al menos para mí, sólo cabría una relación pasional patológica más que sentimental rosa, propia del cine romántico televisivo.

Los objetivos del personaje de Katherine se van confundiendo. La ambición que mueve a la Lady Macbeth de la obra de Shakespeare no le ha servido a este personaje de Katherine, extrayendo lo que más le apetecía a su guionista de esta referencia y emborronando sus intenciones. El amor entre Katherine y Sebastian finalmente peca de vulgar, desaprovechando sus circunstancias más oscuras, sobre todo en su final. Lo que parecía que podía ser un nuevo “Portero de noche” se acaba convirtiendo en un melodrama más al uso, algo que sí logró Visconti, por ejemplo, con todo un equipo de grandes guionistas, en su sublime “La caída de los dioses” en adaptar el mundo shakesperiano a otra época. Ni que decir que si este guión lo hubiera firmado un hombre le hubiera caído la del tigre.

El resto de sus factores técnicos es bastante digno, inspirándose en el cine de David Lean, donde hasta una tempestad en un páramo no era mero capricho.

Lo que me gusta de su reparto es que es una elección de rostros y de físicos, que en otra producción, los hubieran escogido pareciéndose más a modelos de revista. Aquí no son tan monos y eso beneficia el resultado, aunque por otra parte, por contar con unos personajes no del todo logrados y no ser actores maduros con oficio, les cuesta sacar sus personajes a flote. Pero también me parece un buen trabajo, aún a pesar de que la dirección de actores no sea muy acertada.

Comprendo el apoyo de la crítica a esta típica producción independiente porque en ella, como hemos dicho, hay cosas que son válidas y de ella se desprende que Oldroyd podría dar mucho de sí. Es un valor a tener en cuenta frente a un cine de consumo fácil, comercial y vacuo, cada vez más frecuente por desgracia, pero tampoco es como para pasarse y lanzar campanas al vuelo, cosa que han hecho todos casi al unísono.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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