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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
10
Drama Charlotte es una famosa concertista de piano que ha estado tan volcada en su carrera que no ha visto a su hija Eva en siete años. Eva, que vive con su marido, un pastor protestante, y con una hermana gravemente incapacitada, mantiene con su madre una relación de amor-odio. Después de tantos años, Charlotte decide ir a visitarlos, pero el encuentro pronto se convertirá en un tenso duelo entre madre e hija. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2012
33 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé por qué razón ocurre pero cuando un renombrado director tiene varias obras maestras reconocidas, siempre hay otras excelentes obras que no son valoradas de la misma manera, casi menospreciadas. Y eso es lo que ocurre con “Sonata de otoño”. Imitada y venerada por muchos cineastas se trata de un excelente ejercicio de estilo, con un guión impecable y que como pocos describe a sus protagonistas hasta lo más profundo de su ser. Además se trata, al menos en mi parecer, de una película de visión obligada para todo/as los que no solo quieran dirigir o escribir sino dedicarse al mundo de la interpretación. Según narra Ingmar Bergman en sus memorias (“Imágenes”, editada por Tusquets) durante el rodaje se ocupó de controlar en todo momento la interpretación de Ingrid Bergman, obsesionada por hacer una obra maestra y esperando ser dirigida por un director de actores. Su director inconscientemente dejó en un segundo plano a Liv Ullmann, actriz con la que mantuvo una larga relación además de haber trabajado con ella en bastantes ocasiones. Solo con el paso del tiempo Ingmar Bergman empezó a darse cuenta de la magnitud del resultado de “Sonata de otoño” y a apreciarla objetivamente, como él mismo reconoce. Sería imposible pormenorizar el amplio arco interpretativo que contiene, eso sí, impresionantemente bien fotografiado por su habitual colaborador y genial Sven Nykvist. Como señala Manuel Alcalá en su magnífico estudio (más que crítica) editada por Reseña en “Cine para leer, año 1979”: La luz atemperada por un virado prodigioso a la gama de ocres y rojizos recuerda el ambiente de un Vermeer de Delft o los contrastes de un George La Tour”. El plantel de actores secundarios es muy sólido, destacando Lena Nyman en el papel de Helena, base fundamental para que las dos protagonistas puedan abrirse en canal y mostrar sus almas, convirtiendo su labor en un perfecto trabajo “de cámara” (por cierto las piezas musicales están muy bien elegidas) y logrando unas interpretaciones que ya son básicas dentro de la historia del cine. Apabullante y denso el recital interpretativo que en ella se ofrece. Liv Ullmann logra una de sus mejores y más difíciles actuaciones con el personaje de Eva, hija atormentada de Charlotte, una renombrada pianista, encarnada por Ingrid Bergman en una de sus más complejas y sobrecogedoras interpretaciones. Creo que se deberían incluir en una hipotética lista de las diez mejores actuaciones para la gran pantalla. Una obra maestra por muchas razones más pero que por falta de espacio es imposible desgranar. Como le ocurre a toda gran obra.
Maggie Smee
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