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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Ciencia ficción. Drama. Thriller El astronauta Roy McBride (Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.
21 de septiembre de 2019
50 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llega una de las películas más esperadas de la temporada, aunque debo confesar que no por mí. Nunca me creo expectativas, sobre todo con los títulos que más nos promocionan. Tras visionar “Ad Astra”, me ha llamado la atención que en el pasado Festival de cine de Venecia le dieran el León de oro a “Joker”, de Todd Phillips, por encima de otros films menos comerciales, quizás porque el propio festival necesita hacerse un nombre entre las generaciones más jóvenes. A pesar de su apariencia “blockbuster”, “Ad Astra” no es la típica producción de ciencia- ficción. Es más, su estreno simultáneo en más de medio mundo responde a una clara intención: amortizar sus aproximadamente 90 millones de dólares de presupuesto antes de que se corra la voz de que es un film más bien “de autor”, o con pretensiones de “cine de autor”, y no tan comercial como podría aparentar, por mucho que sea la Fox la que esté detrás.


En “Ad Astra” hay cosas que me han sorprendido para bien y otras, las que menos, desgraciadamente para mal. Entre lo positivo ha sido su opción a no crear un producto espacial más, alejándose del cine de acción al uso y ciñéndose más a lo que podría suponer un viaje introspectivo. Para ello se ha contado con factores que están conseguidos, sea su dirección artística, sus efectos especiales, el sonido y sus efectos de sonido, su fotografía o su banda sonora, que no está construida a base de fanfarrias o estridencias, sino siguiendo esa línea de atmósfera envolvente a la que recurría por ejemplo Lynch en “Dune”. Todos ellos cuentan con posibilidades para las futuras nominaciones para los “Oscars”, así como el gran Albert Wolsky, un clásico en lo que es el vestuario al amoldarse a cualquier clase de género y época.


Incluso Brad Pitt, que está casi omnipresente en todo el metraje y para eso es uno de sus productores, hace un buen trabajo con mucha contención, rayando en el hieratismo, creyendo en la propuesta y sin dejar resquicio para el más mínimo sentido del humor. También él es una clara opción a ser nominado. El resto del reparto son, más que apariciones estelares, apariciones casi fantasmales con pocos minutos en pantalla, estando al servicio de una historia en la que el centro de todo es Pitt, encarnando a Roy McBride, un hombre pluscuamperfecto e hijo de un héroe espacial, H. Clifford McBride interpretado por Tommy Lee Jones, todo orquestado por una correcta labor de James Gray.


Antes de pasar a la parte negativa me llama la atención, una vez más, el poco respeto que tienen algunos comentaristas (aún no tienen entidad como para ser críticos), sean supuestamente profesionales o meros aficionados, de destripar la película fuera del espacio del “spoiler”, les haya gustado o no. El comentar una película no implica que haya que reventarla y creo que el verdadero reto en una crítica es hablar de ella sin destrozarla. Pero bueno, los lectores serán los que deben decidir qué comentarios prefieren.


En la parte negativa de “Ad Astra” está su guión, escrito por Ethan Gross y su director, James Gray, en el que no han tenido el valor de jugársela, no terminan por decantarse entre las posibilidades que plantean, cerrando las posibilidades con un epílogo algo forzado y que deja en el limbo, aunque por lo visto ya oficialmente no exista, todas las vías pseudofilosóficas y de índole psicológicas que se nos han ido abriendo durante este recorrido, que cuenta con un buen principio, un interesante desarrollo pero un tercio final bastante convencional, quizás porque, por ejemplo ya demostró “Star Trek, la película”, de 1979, que ahora cumple cuarenta años y ha sido repuesta en cines estadounidenses, que el tener un guión “existencialista” en una superproducción puede ser muy arriesgado y no ser aceptado por el “gran público”, aunque en ese caso fuera un éxito de taquilla pero con el tiempo se ha convertido injustamente en uno de los títulos más denostados de la saga. Tampoco el ritmo de “Ad Astra” ayuda. Mientras que hay momentos que necesita tiempo, y lo utiliza, hay otras secuencias que se alargan innecesariamente o que hay detalles que hubieran merecido más atención y que se concluyen a marchas forzadas. Y quizás, por último, hay un exceso de “voz en off”, necesario, pero algo cansino.


“Ad Astra”, al menos para mí, queda como un buen film con intenciones, no todas cumplidas, y que si gusta a los más jóvenes, puede servirles de gran ayuda para adentrarse en clásicos más contundentes e “inaccesibles”. El que la hayan comparado con “Apocalypse Now” o “2001” no le beneficia en nada, porque se encuentra a años luz de ellas, como del “Solaris” de Tarkovski (de la versión de Soderbergh mejor no hablar). Y su factura técnica, como hemos dicho, es impecable, aunque no haya superado los efectos y el virtuosismo de “Gravity”. Puede que Gray se haya visto influenciado por Villeneuve, sin superar tampoco su “La llegada” o sobre todo el que haya partes en que nos ha recordado a Malick en su “El árbol de la vida” en la que Pitt también era productor y protagonista. La falta de riesgo y de identidad han impedido que “Ad Astra” se convierta en un peliculón, pero al menos, sopesando, nos quedamos, como hemos dicho, con el ejercicio de riesgo que ha supuesto el contar de manera diferente una historia, que de manera convencional, no nos hubiera colado ni seguramente tampoco fascinado, cosa que logra en algunos momentos, y que tal y como está el cine, no es moco de pavo.
Maggie Smee
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