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España España · Shangri-la. Andalucía
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Voto de Maggie Smee:
4
Drama La historia sigue a una pareja de ancianos. Él tiene problemas de corazón y ella padece Alzheimer. Una mirada cercana a la realidad de este matrimonio que trata de lidiar con sus enfermedades y el paso del tiempo.
23 de junio de 2023
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir que a mí Gaspar Noé nunca me ha llegado a alucinar. La vez que más me convenció (sin lanzar las campanas al vuelo) fue con su mediometraje experimental “Lux Aeterna”. Su cine no me sacude o retuerce como le pasa a mucha gente. A mí me parece que pretende emular Lars Von Trier, pero no llega a sus cotas creativas (cuando las alcanza también el director danés) ni a ser tan visceral.

Sin llegar a tener tanta fama y sin pretender ser tan polémica, me interesa más su pareja, Lucile Hadzihalilovic, menos prolífica, pero cuya atención me la llamó ya en su nada fácil de ver “Evolution”.
Ahora, después casi de una década de “Amor”, Noé hace una película con muchos paralelismos con la Haneke a nivel de escenario y sobre todo de personajes protagonistas.

El motivo no lo entiendo, así como la aceptación de parte del público como de los críticos profesionales, algunos muy afectados por lo que han presenciado como Desirée de Fez, de Fotogramas, en la que asegura que “se observa de cerca la decrepitud” o Xan Brooks de The Guardian “reflexiva e implacable”.

Yo a todos los que les ha impresionado o andan obsesionados con la enfermedad y la vejez, les pondría a ser cuidador de algún ser querido al menos un año, pero no haciendo “la visita del médico”. No, no, qué va. Desde por la mañana hasta la madrugada, todos los días del año. Sé que no todos valen para eso, pero así verían que tanto “Amor” como el caso presente se quedan en el cascarón que las envuelve, no bucean en el contenido.

Intentaré no hablar más del film de Haneke, que pienso que está muy sobrevalorado y que tenía un título erróneo. Como ya dije en la crítica en su día, se podía haber titulado: “Compasión”, “Misericordia” o “Marrón”, pero “Amor” no. No se veía amor en ningún momento. En el film de Noé al menos si se ve amor entre sus protagonistas, la relación entre ellos es más cálida y afortunadamente ni son tan intelectuales ni aburridos. Y al menos suena música de cuando en cuando. Es el único punto superior que tiene.

Ningún pero a las interpretaciones, y eso que si las comparamos, Emmanuelle Riva dejó el listón por las nubes, pero tanto el director de cine Dario Argento como, sobre todo, Françoise Lebrun hacen un trabajo notable. Incluso Alex Lutz en su breve papel está bien.

Y se acabó. La película me la sabía nada más empezar y sus dos horas casi y media se me hicieron largas, muy cuesta arriba, porque el final también lo sabía, a los cinco minutos. Y no es que yo sea un ser muy inteligente, es que es un calco del film de Haneke, aunque Noé recurra a la pantalla dividida, que podrá parecer algo muy “vanguardista”, eso es más antiguo que el hilo negro, y Brian De Palma era un experto hace ya casi medio siglo.

Y vuelvo al mismo punto que antes aludíamos: ¿qué intención ha tenido su “autor”? No se sabe, pero poco importa, porque su película no aporta absolutamente nada, ni reflexión, al menos a mí, ni nada que no sepamos de antemano. No cuenta nada nuevo ni relevante. Para eso que se hubiera a una residencia de ancianos donde se les maltrata, hubiera asustado más a todos, aunque con el mismo absurdo objetivo gratuito de poner al público enfermo y traumatizarlo.

Igual dentro de algunos años, como el cine español va casi siempre tarde, a algún oportunista se le ocurre hacer una nueva versión de ambas películas, en la que tampoco creo cuente nada, pero igual recibirá la aprobación de muchos.
Maggie Smee
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