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Voto de Nebelwerfer:
5
5,2
11.768
Ciencia ficción. Acción
Traicionado por su propia especie y dado por muerto en un lejano y desolado planeta, aparentemente sin vida, el duro Riddick tendrá que luchar por la supervivencia contra depredadores alienígenas y cazarrecompensas, convirtiéndose en un ser más poderoso y peligroso que nunca... Tercera entrega de la saga iniciada en "Pitch Black" y continuada en "Las crónicas de Riddick". (FILMAFFINITY)
9 de mayo de 2021
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una introducción muy buena e interesa, un desarrollo aún mejor, pero todo se va a pique en los últimos 30 minutos con incoherencias absolutamente ridículas, clichés rancios y sinsentido con acciones auténticamente surrealistas que destrozan cualquier atisbo de física y personajes ciclotímicos que tan pronto dan la mano a todo el mundo como empiezan a partir espaldas por ningún motivo, todo por supuesto, envuelto en la misma cantinela que la primera película pero con criaturas mucho más aburridas. Es una pena como 30 minutos pueden arruinar la hora y media que los precede.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin sentidos absurdos: El personaje de Bautista que sin venir a cuento de nada intenta matarlos a todos cuando van a recuperar las células de energía. El personaje de Kate Sackhoff que empieza super bien pero luego se vuelve en mujer florero cliché. El personaje de Nable que lo ponen al principio como un tipo con honor pero abandona a Riddick en el suelo con el abdomen atravesado por un diente rodeado de bichos para luego recogerle de amiguis. El propio Riddick que al principio de la película decide que es buena idea clavarse pinchos como un dedo de largo en los gemelos para sujetarse la armadura como si eso no hiciera que el músculo se desgarrase cada vez que intentase correr y fuera contraproducente y el final en el que le dice al cazarrecompensas que es un valiente cuando le abandona sin mediar palabra con un diente como mi brazo clavado en el abdomen desangrándose como un cerdo. Sinceramente, el único persona totalmente coherente el de Jordi Mollá, que hasta se le coge cariño, aunque una vez más, la forma en la que muere no puede ser más ridículamente surrealista.