En medio de la sombra de una sala se perfila la cabeza de un hombre que ha de producir por intermediación de algo llamado cine el sueño de una sociedad que vive sumida en la crisis económica de la América de los años 30 .

Evidentemente una película como King Kong de Peter Jackson no les interesará lo más mínimo ya que está muy lejos de reflejar algo real, metáfora sobre como el frágil temperamento de una rosa puede ser regado por la furia de una tormenta sin herirla al encontrar ese punto de equilibrio natural que se establece entre lo grande y lo pequeño .

Se apagan las luces, comienza el espectáculo :
“ Bah ! algo así es imposible ” concluye alguien al final de la proyección .

Eso es evidente, se trata de magnificar el sentimiento frente a la razón, desnudándolo de todo aquello que se supone que es cultura, inteligencia, civilización .

Se trata de un amor en su más rudimentaria esencia, no de un sentimiento aprendido por años de historia.
King Kong no tiene una compañera con la cual perpetuarse, es el extremo de una cuerda y por alguna razón es consciente de ello, ahí es donde es un acierto que este amor se establezca como metáfora de la esencia del corazón que vive en esa selva inexistente frente a la vulgaridad de la tecnología más sofisticada que comenzaba a despuntarse en la America de los años 30, con una sociedad llena de mendigos durmiendo en las calles .

Es un viaje al corazón de las tinieblas magníficamente retratado en esta película .

Extraordinario y mastodóntico desarrollo el de King Kong cayendo a un precipicio mientras pelea con unos Tyranosaurus e intenta proteger a la chica, con esos giros de cámara de 360 grados, cortando a planos subjetivos de la chica acercándose y alejándose de las fauces de los Tyranosaurios .

Una secuencia así te corta literalmente el aliento y te devuelve la grandeza del cine por el cine, tanto en la perfección de la fotografía como en el ritmo y la genialidad de su montaje, no se limita tan solo a los efectos, logra hacer que los efectos especiales suenen portentosamente como si fueran una walquiria de Wagner .

Impagable la aparición de Naomi Watts por mitad de una calle tras la monumental destrucción que hace King Kong, en donde se crea un silencio que casi duele en su tragedia .
Anne representa una mujer que se resiste a tener que venderse para poder subsistir, aún sabiéndose hermosa, frente a la puerta de un burdel .

Todos ellos son animales encadenados adaptados a los roles de una sociedad que les corta las alas, por eso Anne entiende tan bien a ese gorila bajo el cual se siente especialmente protegida .
Lamentablemente ella no puede evitar nada, es el desorden en mitad del orden de un mundo que no respeta aquello que no entiende .

Estamos ante una película enorme que logra hacerte soñar con los ojos abiertos .