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Voto de Francisco Javier Millan:
3
Ciencia ficción. Acción. Aventuras. Comedia Han pasado 4 años desde la tragedia de Chicago y la humanidad sigue reparando los destrozos, pero tanto los Autobots como los Decepticons han desaparecido de la faz de la Tierra. Ahora el Gobierno de los Estados Unidos está utilizando la tecnología rescatada en el asedio de Chicago para desarrollar sus propios Transformers. Al frente del proyecto está Joshua Joyce (Stanley Tucci), un arrogante diseñador que piensa que los Autobots son ... [+]
2 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las peores cosas que le pudo ocurrir a Michael Bay, es que Steven Spielberg le ofreciese hace casi una década la dirección de esta saga. Directamente acabó con su carrera de manera fulminante. El Bay de “Bad Boys”, “La isla”, “La roca” y “Armaggedon”, había completamente desaparecido. Un verdadero autor dentro del cine de acción estadounidense, completamente absorbido por un sistema ávido de ganar dinero con la venta de muñecos.
Ni de más joven sentí el menor aprecio por estos juguetes robóticos, algo que ha continuado con sus adaptaciones cinematográficas.
Si hacemos balance, la primera parte de la saga era un confuso juego de acción donde apenas se podían disfrutar de las grandes peleas, una película donde John Turturro se hacía insoportable cada vez que abría la boca. Luego vinieron la segunda (que nunca he visto) y la tercera, posiblemente la mejor, y la más asentada de las tres.
Contra todo pronóstico, y hundiendo más si cabe su carrera, Paramount anunció la ejecución de un cuarto capítulo. El terror no hizo más que cundir en las webs de cine y en las redes sociales.
En definitiva, y a excepción de esa extraña obra (aunque también innecesaria) titulada “Dolor y dinero”, nos encontramos con un director absolutamente entregado a una serie de películas que no llevan a ninguna parte, y que son el resultado de un confuso pastiche de efectos especiales y escenas alargadas hasta el hastío.
Casi tres horas para no contar absolutamente nada, una película que solo sirve para incrementar la venta de aspirinas por el dolor de cabeza que produce su visionado. Pero no un dolor de cabeza metafórico, sino uno muy real.
Mark Wahlberg se convierte simplemente en el actor que “pasaba por allí”, un héroe de acción “estándar” al que se le une un desaprovechado villano, Kelsey Grammer, y un magnífico Stanley Tucci, interpretando a una especie de parodia de Steve Jobs y sus maravillas tecnológicas. Muy probablemente lo mejor de la cinta.
Y no sé si soy yo, o me parece que los efectos especiales están mucho peor que en anteriores propuestas. O más bien será el abuso de los mismos, que hace que en su clímax final quieras bajarte de esta montaña rusa en la cual no te querías haber montado desde el principio.
Francisco Javier Millan
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