En realidad no sé como me demoré tanto en ver esta película.

Y es que "Finding Nemo", dentro de su enfoque infantil, es una producción redonda por donde se le mire: el aspecto (un 3D cuidado hasta el mínimo detalle, que hace palidecer incluso a producciones más recientes, como "Madagascar"), el planteamiento (con el viejo cuento del viaje del héroe vuelto a contar, sólo que esta vez no viaja el héroe, sino su padre), el manejo de las situaciones (equilibrio perfecto entre la comedia y el drama), personajes inolvidables (más humanos que los propios humanos; empezando por el dúo conformado por Marlin, el pez payaso sin sentido del humor, y Dory, la pez cirujano con problemas de memoria, que siguen una tradición que se remonta hasta Laurel y Hardy), gags hilarantes (sin ser tontos; en este rubro Dory se roba la película), guiños para los cinéfilos más avisados (de Kubrick, Hitchcock, e incluso de la misma Pixar), y una moraleja final presentada de manera sensible, felizmente (no con el sentimentalismo exagerado de otras producciones).

Mención especial para el exquisito ending, "Beyond the Sea", una pieza de aroma jazzístico a cargo de Robbie Williams.

En fin, Nemo tiene todo para convertirse en un nuevo clásico. Pensar que Disney necesitó a Pixar para producir uno...