Uno de los recuerdos más reiterados que conservo de las pelis de 'Loca Academia de Policía' que vi en mi infancia -aunque ésta ya pertenecía a mi adolescencia- era el de la repetitiva secuencia en la que, al poco rato de dársele inicio a la trama, el vasto enjambre de personajes se apretujaba en el abarrotado despacho del cmdte. Lassard. Basta con contemplar la desangelada deriva que dicho instante tomaba con los pupilos de Lassard que aún no habían desertado en esta 7° (y última) entrega: Callahan (Leslie Easterbrook), Jones (Michael Winslow) y Eugene Tackleberry (el fallecido David Graf). Sin olvidarnos del sempiterno perdedor Thaddeus Harris (G.W. Bailey) que, huérfano tanto de Proctor (Lance Kinsey) como de cualquier otro sidekick lameculos que le haga compañía, trata de permanecer tan íntegro y digno como el tutú rosado de bailarina del ballet de Moscú le permitía.
Probablemente 'Loca Academia de Policía 7: Misión en Moscú' tenga el mejor reparto de secundarios de toda la saga, pero lamentablemente se desaprovecha con el episodio más flojo de todos. Aunque tampoco conviene negar que tanto Ron Perlman como Christopher Lee se han metido en peores embolados que éste. Junto a ellos, una casi debutante -es su 2° película- Claire Forlani, lo suficientemente joven e inexperta como para pensar que el futuro le iba a deparar oportunidades laborales más apetecibles -haberlas las hubo, pero pocas-. Tuvo que rechazar a Harvey Weinstein hasta en 5 ocasiones, y creo que eso lo deja todo meridianamente claro.
El pipiolo Charlie Schlatter ('18 again ') ocupó la plaza vacante de 'tipo guapo y simpático' heredada de Guttenberg y Matt McCoy, fracasando tan estrepitosamente como al reemplazar a Matthew Broderick en la versión televisiva de 'Todo en un día' (1986, John Hugues)'. El ilustrador Drew Struzan le hizo un favor dibujándolo en el cartel con la cara irreconocible.