¿Qué tenemos aquí? Otra vendetta con persecuciones en la que, pese a que en su prolegómeno la cosa se direccione hacia la denuncia de malas praxis en las grandes empresas médicas y farmacéuticas, al final se queda en eso, en un drama preliminar casi telefílmico que precede a Jason Momoa subiéndose al carro del justiciero a la fuga repartiendose tareas de vendetta junto a una Isabela Merced ('Dora la exploradora') a la que, por motivos que no voy a revelar, no le habría perjudicado -ni a ella ni a la película, más bien todo lo contrario- asumir el protagonismo 'material' desde mucho antes de un determinado giro argumental inducido por una trampa innecesaria.
Ah sí, ¿lo de Isabela Merced? Parecer ser que, a la semejanza denominativa del genio de Minneapolis, se trata de la artista anteriormente conocida como Isabel Moner (ella y sus managers sabrán si le compensa o no).
Lo dicho, un relato al uso de venganza tan convencional en su fondo como torpe socorriéndose en artimañas fallidas para tratar de huir de la previsibilidad que únicamente sirven para marear la perdiz.
De no jugar al despiste habría quedado un actioner femenino molón.
Para matar el rato mientras Moner (perdón, Merced) mata a los malos.