Pues eso, que tengo el estómago muy sensible y en ocasiones, afortunadamente no siempre, lo que no le gusta lo expulsa casi sin avisar, razón por la cual debo de cortar la ingesta de inmediato, pues de lo contrario no sé lo que podría llegar a suceder.

De los minutos que mi estomago me dejo tragar debo decir que a mi tampoco me gustó el potaje. Es una tontería moderna dirigida a toda esa nueva generación de retrasados adoctrinados que, además de flipar con la cuadragésima segunda entrega de algún éxito de la Marvel, son educados en los nuevos valores que los amos del universo quieren inculcar y que se pueden resumir en uno: mediocridad, y además mediocridad en todas partes.

La búsqueda de la excelencia hace mucho que se dejó de lado. Todo es plano, anodino, mediocre. Lo que destaca se aparta y se opta por premiar, por ejemplo, esta bazofia como ejemplo a seguir. Y ahí tienes a los Daniels, la nueva parejita de héroes que, si Dios no lo impide, serán los sustitutos de los ya decadentes Matt y Ben. Y es que los niños no solo escriben, sino que hasta se atreven a dirigir lo que sus cuatro neuronas juntas han ideado (dos por cada uno). No hay nada como el trabajo neuronal en equipo.

P. D. El título de la crítica es mentira, no vomité todo a la vez en todas partes. Lo cierto es que pude llegar al escusado y realizar la violenta descarga sin que se escapará nada.