Origen supone una nueva demostración de cómo aunar en una misma cinta el cine más visual (sin llegar a ser palomitero) y el cine más profundo. Partiendo de una idea que Nolan nos mete en la cabeza como un virus, la película va desarrollándose a un ritmo perfecto, hasta el punto de que se hace realmete corta, como si estuvieramos dentro de la película y la linea temporal fuera distinta en el momento en el que entras al cine como si de un sueño se tratara.

Es sin duda esa mezcla explosiva el mayor logro de esta película, que si bien juega con algo que ya se ha visto (ya sean universos paralelos, vidas alternativas, sueños y demás) lo hace de tal manera que parece algo absolutamente original. Miles de películas recuerdan o incluso inspiran a esta Origen que lejos de ser un batiburrillo de géneros se define como algo propio y bastante experimental.
La verdad es que lejos de la profundidad que tiene, la película se presenta para verla como un disfrute y no como una propuesta abstracta. De hecho, si empiezas a preguntarte cosas la película puede hasta perder puntos. Lo adecuado es dejarse llevar simplemente por las reglas que Nolan ha puesto, y no buscar extrañas interpretaciones ni nada por el estilo.

En cuanto a cuestiones puramente cinematográficas, las actuaciones vuelven a ser de ensueño (nuevamente genial Cillian Murphy y especialmente acertado Joseph Gordon-Levitt) y la música cumple como siempre su cometido de clímax casi infinito. Los efectos especiales, aunque a día de hoy casi nadie habla de ello, no solo son buenos, además ayudan a la película lejos de ser un mero derroche de prepotencia visual.

Pero no todo son flores para Origen. La trama en teoria principal que subyace en la mente de DiCaprio no termina de enganchar, y es mucho más emotivo y emocionante el final de la historia de Fischer, a pesar de que no me convenció el escenario para ello (un poco típico y videojueguil, podría haber sido algo más original). Ellen Page desluce un poco entre tan tremendas actuaciones y no llegué a verla jamás metida dentro del papel, y lo peor de todo, que a pesar de salir del cine con la sensación de haber visto precisamente eso, cine (y siempre la satisfactoria sensación de no haber perdido el desorbitado precio de la entrada, claro está), se sale de una manera distinta a cuando salias de El truco final, el Caballero Oscuro o de Memento. Esta vez Nolan se ha centrado en hacer una película hipnótica en su conjunto, en lugar de una película simplemente sólida con unas cuantas sorpresas increíbles. Origen perdurará como un todo a pesar de no guardar excesivas sorpresas.