Sentimientos enfrentados para la película de Rupert Sanders. Conseguí evadirme del producto original y entender Ghost in the Shell tal y como ha sido concebida en esta producción, y lo cierto es que vista de esa manera es una película bastante buena.

Tuve en todo momento la sensación de respeto por la original. Fui a verla con cierto temor, aunque yo siempre fui mucho más de Akira que de Ghost in the Shell, y lo cierto es que quedé muy sorprendido por cómo se consiguieron plasmar determinadas escenas. Visualmente no lo hubiera hecho mejor. Para mi gusto quizá la ciudad queda demasiado saturada, y más que una ciudad distópica acaba pareciendo una ciudad normal con anuncios de tamaño titánico, pero visualmente tengo poca queja con casi todo lo de la película. Incluso los añadidos le sientan muy bien.

El único problema de esta adaptación es que Johansson es la auténtica protagonista, y ojo, que nunca he sido muy de esta actriz pero aquí hace un papel insuperable. El problema está en que la verdadera protagonista de la película original era la propia sociedad, y aquí es que ni siquiera hay una pincelada de ello. En lugar de plasmar unos problemas sociales derivados del avance tecnológico como tan prematuramente apuntaba la película original, lo que tenemos es un típico desarrollo de thriller de ciencia ficción que cae en las preguntas típicas de toda alma robotizada. El quién soy y el qué soy dará paso a la ya machacada búsqueda de identidad clásica ya del género.

Ghost in the Shell ha pecado de no ser profunda, ha pecado de ofrecer un producto demasiado plano que dista mucho de todo lo que implicaba la original, pero incluso con todo esto acaba convirtiéndose en una adaptación mucho mejor de lo que a priori esperaba. ¿Suficiente como para que se me quite el miedo a que algún día hagan Akira? Creo que no.