Es una lástima que, voluntaria o involuntariamente, al exorcismo de Emily Rose le falte precisamente mucho más exorcismo. Seguro que si fuera de esa manera nos quejaríamos de que lo que falta es mayor profundidad en la parte del juicio, pero como es de lo que toca quejarse, así procedo.

Scott Derrickson consigue unas escenas tan potentes que hace que nos olvidemos de que estamos ante más de lo mismo. El exorcismo en el establo es tan corto como visualmente eficaz, y sin duda es la pieza clave de esta película que pudo ser mucho más de lo que es. El juicio no es aburrido, pero hace que Emily Rose parezca un personaje secundario y no la verdadera protagonista de esta historia. Es una lástima ya que la interpretación de Jennifer Carpenter es memorable. No estamos ante el típico caso de "anda, que bien lo hace", estamos más bien en el caso de "creo que tiene realmente 6 demonios metidos dentro de ella".

La película no da miedo, aporta sensaciones distintas a las de su máximo referente (El Exorcista). Aquí la cosa va más por tensión y por el hecho de verse sobrecogido. No hay excesiva violencia y tampoco excesiva blasfemia, tan solo un buen enfrentamiento entre los personajes principales.

Un film que pudo llegar mucho más lejos si no se hubiera centrado en la parte del juicio, que no es para nada aburrida (se agradece que se den ambos puntos de vista como perfectamente posibles a pesar de que se decante todo hacia un lado), pero cuando fui al cine a ver "El Exorcismo de Emily Rose" me hubiera gustado ver precisamente eso, y no una dura (e interesante) batalla legal.

Desconozco el grado en que se basa la película en hechos reales y tampoco me ha gustado la película tanto como para ponerme a informarme sobre ello, pero la resolución final del jurado me pareció bastante cutre.