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Voto de Ignacio Larrea:
8
Bélico. Drama En la primavera de 1943, un vecino de Punta Umbría descubrió, mientras pescaba en ”El Portil”, el cuerpo sin vida de un militar inglés junto con los restos de una balsa neumática. Sin saberlo, aquel pescador, acababa de encontrar al hombre que nunca existió: la operación ”Mincemeat” había comenzado. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film británico de intriga y espionaje, basado en un hecho real, por increíble que parezca.
Está soberbiamente narrado por Ronald Neame, un buen director británico pero en otras ocasiones un tanto académico y algo frío.
En esta ocasión logra un brillante trabajo, interesantísimo y en todo momento entretenido, gracias a un ejemplar guión donde todo queda explicado al detalle, de forma clara para el espectador.
Podría haber sido una de esas películas de espionaje, donde todo es farragoso y acaba resultando indigesto. Pues no, en esta ocasión, los muy diferentes elementos casan a la perfección y hacen fascinante el relato final.
Un relato lleno de intriga, pero donde los aspectos estrictamente bélicos son apoyados por el típico humor inglés, amén de magistrales escenas donde la humanidad de sus personajes quedan reflejados de forma emotiva, amén de épica.
Así, tenemos sublimes momentos de emoción, en las excelentes escenas a cargo de la gran Gloria Grahame, en su papel de chica un tanto alocada, pero que acaba perdidamente enamorada de un piloto. El momento en que le dicta una supuesta carta de amor a un supuesto enamorado, a su compañera de piso, es sobrecogedor, como lo es el diálogo del protagonista con el padre del soldado recién fallecido, y a quien le va a pedir el cuerpo para usarlo como cebo para el enemigo. Es de tal respeto y está rodado con tanta dignidad, que deja la piel de gallina. Lo mismo que cuando le visten al cadáver con ropa de militar.
Un film muy bueno, que fue reconocido como el mejor del año en su país, así como el soberbio guión de Nigel Balchin.
Por su parte, los intérpretes, con el siempre elegante Clifton Webb y la humanidad de Gloria Grahame, es de gran altura, por muy "secundarios" que sean sus papeles. Si se reflexiona, no hay ni un solo personaje que no tenga mucha importancia en la trama.
Una exquisita película británica, realizada con el oficio acostumbrado por esos lares, y además con mucha alma y corazón.
Como curiosidad, leyendo la página Web Imdb, veo que la voz de Winston Churchill que se oye en una escena es la de Peter Sellers.
Ignacio Larrea
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