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Voto de Cinemagavia:
9
Terror. Fantástico Una mujer hará todo lo que sea necesario para completar lo que ella considera su gran "obra maestra", aunque para ello tenga que adentrarse en un mundo de sexo, droga y asesinatos en la periferia de la ciudad de Los Ángeles. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2020
5 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El bloqueo creativo

Bliss arranca de la forma más suave posible (obviando sus eléctricos títulos de crédito), presentándonos a Dezzy (Dora Madison), una pintora que se encuentra perdida en ese camino tan extraño como es el del bloqueo creativo. Aun con su obra muy avanzada, esa piedra en el camino, acompañada de la presión de quienes la avalan, lleva a Dezzy a tomar drásticas y peligrosas decisiones para tratar terminar el cuadro de una vez por todas.

Dezzy observa su obra, tratando de atacar por un lado o por otro sin éxito. Se encuentra en un lugar apartado del bullicio, donde poder trabajar tranquila, pero nada de eso parece ser suficiente. A partir de aquí, toda la película empieza a tomar velocidad de crucero para ir, claramente, de menos a más.

*Por amor al arte

Después de un tiempo, cada vez tengo más claro que Dora Madison no solo es la protagonista absoluta de Bliss, sino que ella es la película. Sin desmerecer al resto del elenco, su dedicación a la hora de interpretar a Dezzy es absoluta, además de que las sensaciones, emociones, miedos y terrores del personaje, traspasan la pantalla para lanzarse hacia el que observa, dejándole completamente exhausto y aturdido.

La película es agobiante, estresante, exasperante, siniestra, lisérgica a más no poder y te mantiene en tensión constante para no permitirte ni un solo momento de relajación. En eso hace una perfecta contribución el montaje, como por ejemplo, cuando Dezzy lanza nuevas pinceladas a su cuadro. Y aun con todo lo descrito, es un tren del que no te apetece bajarte en ningún momento.

La música que acompaña a Bliss es una balanza invariable de sensaciones que acompañan a la protagonista. Desde el arranque casi místico entre la relación de una artista con su obra, calmada, hasta los instantes más brutales donde la evolución de Dezzy alcanza cotas que ni siquiera ella hubiera imaginado conquistar.

*Dejar la inspiración por toda la mesa

Si Ray Donovan (Liev Schreiber) me demostró que es posible tener en las venas más alcohol que sangre, Dezzy se ha abierto ante mí para enseñarme que las drogas pueden ser el perfecto sustituto del azúcar en el café de las mañanas. Y estoy convencido de que hay películas o series donde ambos quedarían a la altura del betún.

Los ochenta minutos de metraje de Bliss son perfectos aunque, cuando termine, es posible que te apetezcan unos cuantos más. Aun así, aplaudo que Joe Begos no haya caído en la trampa de alargar la duración, de forma innecesaria, para intentar conseguir algo que, con toda garantía, la película ya ha logrado.

Quizá en los primeros compases pueda adolecer de un ritmo más pausado y lento, pero cuando te quieras dar cuenta, te preguntarás cómo demonios has llegado a esta o aquella situación. Personalmente, es de esas películas que querría ver por primera vez, y siempre que quisiera, con tan solo apretar un botón.

Y la ambientación, con la llegada de la noche a la ciudad, es tremendamente inquietante, haciendo que te entren ganas de mudarte al pueblo, para así evitar los locales con luces de neón y las partidas de póker caseras. Incluso la decoración de su casa, haciendo que un servidor pegara un leve brinco en cierto momento cercano al final de la película.

*Bajo las luces de la ciudad

Bliss se viste con luces parpadeantes que, en determinados momentos, pueden llegar a hacer que te acuerdes del director y toda su familia. Aun así, el disfrute con ese y otros recursos es incuestionable. La mezcla de luces rojas y azules en el interior de las casas, los locales nocturnos, que pueden hacerte recordar a Mandy (Panos Cosmatos), los naranjas del amanecer y el atardecer mientras Dezzy pinta o conduce. O el detalle del cartel de neón que hay en la fachada de su casa, que provoca una sensación de palpitación inquietante en el propio cuadro que está creando.

Sin lugar a dudas, Joe Begos construye una historia en la que la forma de rodarla está más allá de la convencionalidad: planos en los que la cámara acompaña a la protagonista desde su espalda, generando suspense y cierta desazón; escenas frontales, mientras Dezzy nos mira directamente a los ojos en plena crisis existencial; o el acompañamiento dentro de su coche, mientras conduce buscando inspiración por la ciudad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cinemagavia
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