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España España · Barcelona
Voto de eldarto:
3
7,3
20.187
Animación. Fantástico. Comedia. Aventuras Después de que todas las mascotas caninas de Megasaki City sean exiliadas a una isla que es un vertedero, un niño de 12 años emprende un viaje para buscar a su perro extraviado. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2018
21 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se suele acusar a los perros, animalillos, del deleite que les produce olisquear el fruto de sus propias y pútridas entrañas, placer que se supone asociado a ansias de dominación territorial a través del olor que produce el metano expulsado tras copiosas comilonas de pienso.
Se ve que al sr Anderson le sucede lo mismo: necesita imprimirle a sus obras tanta dosis de olor propio- no vaya a ser que lo confundan con cualquier pordiosero desarraigado de esos que vagan por el cine actual- que acaban pareciendo más excrementos que eso, cine: una historia para niños, niños tontos adictos a los teletabis y adultos adictos a Cárdenas, disfrazada de un cartón piedra luminoso y bien construido. Puro artificio, el golpe de mano de un jugador tramposo. Un trilero que nos ha regalado, por otro lado, películas memorables.
Blablabla stop moción blabla juego de luces blablablablablabalabalabalblala monigotes. Monigotes japonesidos a los que viene una chica afroyanki a explicarles que lo hacen mal con los pobres perritos, por que los no yankeed no saben lo que está bien y mal, por que no inventaron la democracia. Entonces, hay que explicarles como la basura residual de la orbe (en la isla basura no picotea restos el aguila calva) ensucia sus conductas, sobre todo cuando estas conductas van dirigidas a los perritos negros que son blancos en realidad...Triste parodia de un James Dean perruno: ese perro rebelde sin causa, callejero y buscavidas que halla la redención en su ascenso social de matao a mascota, de negro a blanco (¡lástima de hocico!). Ojalá la niña esa de intercambio que vino a traerles un poco de orden y democracia a esos japos gatofilicos le hubiera dicho a W.S que dejara de olerse la mierda con tanto disfrute, que dejara de llecarse los dedos a la napia con cada secuencia, y nos ofreciera una película: una historia, una reflexión, lo que el quisiera. No hacía falta que fuera reconocible, para eso sale su nombre en los créditos, y aunque hoy en día todo el mundo se marcha cagando leches del cine no les vaya a pillar el atasco, los créditos también salen antes de la película.
Ah, y porfavor que alguien me explique el final porque estaba soñando con meterle mano a la chica de al lado. Obviamente no se dejó, a ella si le gustaron los putos perritos.

Bah, mejor que no me lo expliquen, prefiero seguir pensando en la chavala, que por cierto es mi novia, para los que ya estaban poniendo el grito en el cielo. O peor, en el 111.
eldarto
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