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Voto de davilochi:
8
7,1
47
Drama
Rumanía, 1919. Tras ser condenado a 10 años de cárcel después del levantamiento de 1907 y después de dos años en el frente, Manlache Preda regresa a su pueblo natal. Cuando llega, se encuentra con que su esposa le ha abandonado y ha vendido sus tierras. Para recuperar sus tierras Manlache trabajará para el actual propietario, el terrateniente León. Pero cuando el dueño es asesinado por dos campesinos, la culpa recae sobre el ... [+]
4 de enero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún recuerdo con incredulidad un artículo que Javier Ocaña escribió en el diario "El País" con motivo del estreno de "Historias de la Edad de Oro" en España. Allí soltaba perlas como ésta: "Rumanía nunca tuvo figuras esenciales", también habla de "ausencia de gran cine" entre los años 65 y 89. Una verdadera lástima semejante descuido por parte de un crítico de renombre, es evidente que no hace justicia a Sergiu Nicolaescu. Es posible que Ocaña buscara la hipérbole comparativa entre el cine rumano del siglo XXI con el de la segunda mitad del XX intencionadamente, para dar más bombo y platillo a "Historias de la Edad de Oro" (la cual aprovecho para recomendar); sin embargo no deja de ser desafortunado su olvido, tanto si es intencionado como si no. Para terminar con esta larga introducción simplemente quisiera advertir a los posibles espectadores de esta película tan notable que la nota aquí es engañosa tanto por el escaso número de usuarios que la hemos votado como por la diferencia que hay respecto a la nota media de las votaciones en IMDB, donde se le otorga lo que por derecho propio merece: 7,7.
Otra de las cuestiones que me sorprendió del artículo de Javier Ocaña (y con esto ya entramos a comentar directamente la película) es el hecho de que acuse al cine rumano de no atreverse a enfrentarse abiertamente al régimen comunista de Ceaucescu. Dejando circunstancias históricas a un lado parece que Ocaña olvida un recurso artístico utilizado por miles de artistas a lo largo de la historia para salvar la censura y poder realizar una crítica al contexto en que viven y desarrollan su obra: trasladar la crítica contra una situación igual a la que se vive en un contexto diferente, ya sea presente o pasado. Creo que esto es lo que Sergiu Nicolaescu hace en este film. No por ello resta veracidad a la verdadera ambientación de los hechos situada en la Gran Guerra y el periodo de Entreguerras. No me cabe duda de que al público con algo de formación e inquietudes intelectuales y, por supuesto, al público que hubiera sufrido en sus propias carnes (o en la de familiares) un episodio similar al que presenciamos en el film le tuvieron que chirriar los dientes en pleno régimen de Ceaucescu, al menos es seguro que muchos tuvieron que decir "que poco han cambiado las cosas". En un hombre de la talla intelectual de Nicolaescu tenía que estar presente esta idea (a pesar de que el hecho de haber hecho política tras la caída de Ceaucescu a través del Frente de Salvación Nacional y, después, el Partido Social-Demócrata no diga de primeras mucho a su favor).
Otra de las cuestiones que me sorprendió del artículo de Javier Ocaña (y con esto ya entramos a comentar directamente la película) es el hecho de que acuse al cine rumano de no atreverse a enfrentarse abiertamente al régimen comunista de Ceaucescu. Dejando circunstancias históricas a un lado parece que Ocaña olvida un recurso artístico utilizado por miles de artistas a lo largo de la historia para salvar la censura y poder realizar una crítica al contexto en que viven y desarrollan su obra: trasladar la crítica contra una situación igual a la que se vive en un contexto diferente, ya sea presente o pasado. Creo que esto es lo que Sergiu Nicolaescu hace en este film. No por ello resta veracidad a la verdadera ambientación de los hechos situada en la Gran Guerra y el periodo de Entreguerras. No me cabe duda de que al público con algo de formación e inquietudes intelectuales y, por supuesto, al público que hubiera sufrido en sus propias carnes (o en la de familiares) un episodio similar al que presenciamos en el film le tuvieron que chirriar los dientes en pleno régimen de Ceaucescu, al menos es seguro que muchos tuvieron que decir "que poco han cambiado las cosas". En un hombre de la talla intelectual de Nicolaescu tenía que estar presente esta idea (a pesar de que el hecho de haber hecho política tras la caída de Ceaucescu a través del Frente de Salvación Nacional y, después, el Partido Social-Demócrata no diga de primeras mucho a su favor).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El papel de Amza Pellea es impresionante, como suelen ser en el caso de este polifacético actor. La carga de solemnidad y dolor contenido en forma de dignidad que atraviesan a su personaje, Manolache Preda, es en sí misma un canto a la justicia y una loa contra los tópicos (marco de referencia para todo abuso de poder). Nada de ello habría podido quedar dibujado sin la presencia de la despótica autoridad que en este caso sería Ion, el jefe de policía del pueblo, quien no duda en hacer uso de su poder para dar rienda suelta a su animadversión por Manolache y tratar de ganarse los favores de Rusanda, una bella joven que vive sola y está enamorada del propio Manolache. Este triángulo amoroso va a acabar de precipitar las cosas y será el eje rector que mueva todo el film.
Manolache Preda es el hombre que a ojos del sistema nunca podrá redimirse del supuesto pecado de ser un enemigo de la sociedad. De hecho la imagen que se dibuja del protagonista es muy similar a la de cualquier enemigo del pueblo declarado por cualquier autoridad comunista, su misma condición le asegura estar en el punto de mira de las autoridades sin descanso, como Manolache. Frente a cualquier crimen que pueda darse en la comunidad y sin que medie indicio alguno éste será el primero en ser acusado, precisamente tal y como ocurre con el protagonista de este film. Al fin y al cabo este film de Nicolaescu no es más que un homenaje a todos aquellos que trataron de vivir libremente en la Rumania del siglo XX y se vieron impedidos por aparatos estatales opresores, ineficientes, incapaces. El propio Ion podría ser perfectamente extrapolado al contexto comunista, porque la Rumanía del siglo XX es un continuum de despropósitos.
De hecho cabe destacar el impresionante final, de los mejores que he visto en el cine. Éste se encuentra muy en línea con el pesimismo desarrollado por la cultura rumana (especialmente Ciorán, por supuesto) vemos ese particular ascenso de Manolache al monte Calvario, alcanzado por varios disparos de Ion en su ascensión. El mal triunfa sobre el bien, una característica tan propia de ese traumático siglo XX rumano; por si fuera poco, incluso Dios parece haber olvidado esa inclemente tierra y a todos aquellos que la habitan al no soportar la cruz el peso de Manolache y desplomarse mientras este exclama: "Mundo de mierda...".
Manolache Preda es el hombre que a ojos del sistema nunca podrá redimirse del supuesto pecado de ser un enemigo de la sociedad. De hecho la imagen que se dibuja del protagonista es muy similar a la de cualquier enemigo del pueblo declarado por cualquier autoridad comunista, su misma condición le asegura estar en el punto de mira de las autoridades sin descanso, como Manolache. Frente a cualquier crimen que pueda darse en la comunidad y sin que medie indicio alguno éste será el primero en ser acusado, precisamente tal y como ocurre con el protagonista de este film. Al fin y al cabo este film de Nicolaescu no es más que un homenaje a todos aquellos que trataron de vivir libremente en la Rumania del siglo XX y se vieron impedidos por aparatos estatales opresores, ineficientes, incapaces. El propio Ion podría ser perfectamente extrapolado al contexto comunista, porque la Rumanía del siglo XX es un continuum de despropósitos.
De hecho cabe destacar el impresionante final, de los mejores que he visto en el cine. Éste se encuentra muy en línea con el pesimismo desarrollado por la cultura rumana (especialmente Ciorán, por supuesto) vemos ese particular ascenso de Manolache al monte Calvario, alcanzado por varios disparos de Ion en su ascensión. El mal triunfa sobre el bien, una característica tan propia de ese traumático siglo XX rumano; por si fuera poco, incluso Dios parece haber olvidado esa inclemente tierra y a todos aquellos que la habitan al no soportar la cruz el peso de Manolache y desplomarse mientras este exclama: "Mundo de mierda...".