La historia del tétrico muñeco Brahms continua en esta secuela que era evidente que llegaría, pero corroborando lo que al principio de la primera película parecía ser algo engañoso. Al principio la película anterior planteaba la idea de que el muñeco parecía estar poseído y en esta secuela se confirma que dichas sospechas eran correctas a pesar del giro inesperado de la primera película. Por un lado, la película luce mejor que la anterior porque tiene más suspenso, se siente más intensa y tiene un ambiente de terror más notable. La cuestión surge cuando se revela la verdad sobre el muñeco Brahms expandiendo y aclarando su rol en esta franquicia, pero dejando un par de cuestiones y dudas al momento de conectarla con la película anterior. Lo que al principio parecía ser solo una trampa psicológica, ahora en esta película resulta que todo el conflicto relacionado con el muñeco tiene un origen sobrenatural. Eso es algo que deja muchas cuestiones sobre esta secuela y su relación con la primera película. Como película de suspenso logra ser decente, pero es una secuela que en términos canónicos deja muchas cosas que pensar, interpretar o cuestionar. Mi calificación final para esta película es un 8/10.