Ya el inminente inicio de la película con esa furgoneta que se lleva a esos "seres proscritos" que son los solteros al hotel donde deben volver al redil de la sacrosanta vida en pareja me hacía recordar al singular y extraordinario escritor checo, Franz Kafka, con la salvedad que la película de Lanthimos muestra esa situación de esa sociedad absurda desde un punto de vista cómico, cosa que en las novelas y los relatos de Kafka nunca ocurre.
Lanthimos nos plantea, a mi entender de forma muy acertada, una reflexión sobre la vida en pareja, sobre la necesidad de tener pareja, de si todas, algunas o muchas de ellas no dejan de ser una convención o un estadio social "necesario" por el que hay que pasar, porque la sociedad o la inercia vital así lo exige, por ese miedo a la soledad, al aislamiento de los seres humanos, sin llegar a preguntarnos si es realmente la persona que comparte nuestra vida la idónea, siendo, de tal forma, los solteros una "rara avis" o especie de fracasados existenciales que pululan por el mundo sin rumbo ni horizonte, cuando posiblemente sean en su quietud más dichosos y plenos que muchas parejas. Desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, creo que la película va perdiendo interés desde la mitad de su duración porque va decayendo paulatinamente su original planteamiento inicial.
A todo ello, como moraleja convierto en pregunta un dicho popular: "¿Más vale sólo que mal acompañado?".