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Voto de Sirah Wiedemann:
8
6,5
4.415
Drama
Biografía de la filósofa judío-alemana Hannah Arendt, discípula de Heidegger, que trabajó como periodista en el juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial, conocida por "la solución final". (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuve la oportunidad de asistir a la Filmoteca de Extremadura, donde se proyectó esta película al haber sido una de las propuestas realizadas por el Observatorio de los Derechos Humanos de Badajoz, con el propósito de recordar la importancia de que tales derechos sigan garantizándose y denunciar todo acto contrario a ellos. Puede que la primera impresión de quiénes estábamos allí fuese de tedio e incluso incredulidad al tratarse de una de tantas películas que abordan el tema del nazismo. Pero esta es una cinta poco convencional, que se aleja de lo que el cine ha solido plasmar sobre el tema anteriormente mencionado. La directora Margarethe von Trotta recupera la figura de la carismática politóloga y filósofa (es justo decir que rechazaba que la denominasen como tal) Hannah Arendt, conocida, entre otras cuestiones, por su teoría sobre el totalitarismo y sobre la controvertida visión que aportó al mundo del conocido juicio a Adolf Eichmann, uno de los responsables de la "Solución final de los Judíos".
La narración comienza con ímpetu, mostrándonos algunos detalles de la vida de la protagonista en Nueva York, ciudad en la que imparte clases universitarias. Pero poco después se verá involucrada en un entramado viaje personal , pues son difusas y contradictorias las impresiones que el proceso judicial despertará en ella, además de las confrontaciones ideológicas y vitales a las que se verá sometida. Se trata de una cinta tratada con inteligencia, sensibilidad y alejada de toda demagogia posible, pues el efecto que pretende conseguir en el espectador es el de plantear preguntar y posibles respuestas sobre todo lo ocurrido, sin ningún tipo de imposición, algo difícil de conseguir. Es por eso que no la considero apta para todos los públicos, sino que está dirigida a aquellos espectadores partidarios de mantener una actitud activa durante la proyección, pues son muchas las cuestiones tratadas y desde diferentes prismas.
Puede decirse que “Hannah Arendt” es una película que nos invita a formar parte de los diálogos que tienen lugar en ella, nos transporta al interior de diversos personajes y trata de reflejar que incluso las injusticias más nimias o disfrazadas pueden ser igual de crueles que las reconocidas por todo el mundo. Por eso es más que recomendable.
La narración comienza con ímpetu, mostrándonos algunos detalles de la vida de la protagonista en Nueva York, ciudad en la que imparte clases universitarias. Pero poco después se verá involucrada en un entramado viaje personal , pues son difusas y contradictorias las impresiones que el proceso judicial despertará en ella, además de las confrontaciones ideológicas y vitales a las que se verá sometida. Se trata de una cinta tratada con inteligencia, sensibilidad y alejada de toda demagogia posible, pues el efecto que pretende conseguir en el espectador es el de plantear preguntar y posibles respuestas sobre todo lo ocurrido, sin ningún tipo de imposición, algo difícil de conseguir. Es por eso que no la considero apta para todos los públicos, sino que está dirigida a aquellos espectadores partidarios de mantener una actitud activa durante la proyección, pues son muchas las cuestiones tratadas y desde diferentes prismas.
Puede decirse que “Hannah Arendt” es una película que nos invita a formar parte de los diálogos que tienen lugar en ella, nos transporta al interior de diversos personajes y trata de reflejar que incluso las injusticias más nimias o disfrazadas pueden ser igual de crueles que las reconocidas por todo el mundo. Por eso es más que recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Uno de los temas predilectos en la obra de Hannah Arendt fue el Mal, entendido en un primer momento como un acto banal por ella, pero a menudo discutido y confrontado con la idea del Mal radical. La "banalidad del Mal" propuesta por Hannah se personifica en su opinión sobre Eichmann, pues entiende que los actos cometidos por él y que fueron un eslabón más en la cadena que condujo a la muerte de miles de personas fueron fruto de la disociación que hizo el propio Eichmann entre su conciencia y el orden. Es decir, es posible que renunciara a su pensamiento como ser humano racional y antepusiese su deber de cumplir las órdenes establecidas por el sistema jerárquico al que pertenecía, siendo su rango inferior al de otros. Es ahí donde la teoría sobre “La banalidad del Mal” cobra sentido, aquellos actos atroces que son cometidos por “ingenuidad” o al negarnos la capacidad de cuestionar lo que se está haciendo. Es precisamente esta conjetura la que me ha llevado a reflexionar sobre una de las principales causas del totalitarismo, pues tal y como Heidegger le dice en un momento dado a Hannah en la película, “pensar es una tarea solitaria”. Está claro que tal afirmación encierra mucha verdad, pero también es cierto que suele existir una necesidad primigenia en el ser humano de compartir unas ideas y sentirse identificado como parte de un colectivo. Y ese es la raíz de no pocas catástrofes, pues son muchos los que creen en algo común, pero también no son pocos los que han hecho renuncia de su capacidad de pensamiento como ente individual, contribuyendo a la fermentación de un engranaje que posibilite la ascensión de esa conexión ideológica como sistema totalitario, donde poco piensan y todos creen. De ese modo se constituye una nueva realidad, en la que encontraríamos una situación en la serían escasas las personas que meditan sobre los distintos aspectos de su entorno, fenómeno que podría denominarse “aburguesamiento intelectual”. Esa renuncia que muchos eligen hacer los conduce a un lamentable estado, el de la ignorancia, fuente de no pocas desgracias.
Pero el Mal, según Hannah, no puede ser radical, en cambio sí suele ser extremo, pues es capaz de despojar de toda humanidad a las víctimas. Los actos cometidos por el nacionalsocialismo llevaron a la aniquilación moral de los judíos (principales perseguidos, pero no los únicos) como seres humanos, pues iban destinados no solo a exterminarlos físicamente, sino también como entes pensantes. Al internarlos en los campos de concentración conseguían que creyesen que todos sus actos (como el trabajo) y sus sentimientos careciesen de sentido. Matar su Humanidad, el crimen más atroz a ojos de la protagonista. Me he tomado la libertad de interpretar alguna de las posturas ideológicas planteadas en el desarrollo de la cinta al encontrar interesante el modo en el que ella lo abordaba, pues el material que nos muestran se presta a diversas interpretaciones.
Tampoco debemos pasar por alto la situación de extorsión y el sensacionalismo que suscitaron los artículos publicados por la politóloga sobre el proceso de Eichmann. Intentar negarle la expresión a una persona es deleznable, aunque detrás se encuentre un colectivo que ha sido expuesto a múltiples vejaciones e injusticias. Ella trataba de comprender, pero eso no significaba que perdonase o tratase el tema de forma fría y mecánica, a pesar de que la denunciasen como tal. Encuentro paradójico la forma en que a veces se dirigían a su persona, tachándola de arrogante, pues hay situaciones en las que la percibo cálida y empática, incluida una escena concreta que me emocionó sobremanera. Se trata de la visita que hace a su amigo moribundo, dónde habla de su incapacidad de querer a ningún pueblo por su identidad, pero manifiesta su necesidad de amar a sus amigos. Para mí eso es Humanidad en estado puro. Si no lo quieren o quisieron ver, es otra cuestión que ahora no me toca comentar.
Pero el Mal, según Hannah, no puede ser radical, en cambio sí suele ser extremo, pues es capaz de despojar de toda humanidad a las víctimas. Los actos cometidos por el nacionalsocialismo llevaron a la aniquilación moral de los judíos (principales perseguidos, pero no los únicos) como seres humanos, pues iban destinados no solo a exterminarlos físicamente, sino también como entes pensantes. Al internarlos en los campos de concentración conseguían que creyesen que todos sus actos (como el trabajo) y sus sentimientos careciesen de sentido. Matar su Humanidad, el crimen más atroz a ojos de la protagonista. Me he tomado la libertad de interpretar alguna de las posturas ideológicas planteadas en el desarrollo de la cinta al encontrar interesante el modo en el que ella lo abordaba, pues el material que nos muestran se presta a diversas interpretaciones.
Tampoco debemos pasar por alto la situación de extorsión y el sensacionalismo que suscitaron los artículos publicados por la politóloga sobre el proceso de Eichmann. Intentar negarle la expresión a una persona es deleznable, aunque detrás se encuentre un colectivo que ha sido expuesto a múltiples vejaciones e injusticias. Ella trataba de comprender, pero eso no significaba que perdonase o tratase el tema de forma fría y mecánica, a pesar de que la denunciasen como tal. Encuentro paradójico la forma en que a veces se dirigían a su persona, tachándola de arrogante, pues hay situaciones en las que la percibo cálida y empática, incluida una escena concreta que me emocionó sobremanera. Se trata de la visita que hace a su amigo moribundo, dónde habla de su incapacidad de querer a ningún pueblo por su identidad, pero manifiesta su necesidad de amar a sus amigos. Para mí eso es Humanidad en estado puro. Si no lo quieren o quisieron ver, es otra cuestión que ahora no me toca comentar.