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Voto de Francisco:
8
Thriller. Acción. Drama. Cine negro Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en ... [+]
14 de junio de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las azoteas de la ignorancia llevan años poblándose de exquisita ingenuidad en este país con cada vez menos escarcha en las venas. Bajo ellas, los balcones del destino miran alrededor buscando consuelo día sí, día también. No existen las princesas, se confunden con las damas de la noche y hasta me convenzo de que las águilas nunca volverán a pisar el suelo durante el largo viaje sobre el actual lustro. Así estamos por aquí, desechos de tanto tragar saliva para aliviar el pecho del zumbido de la ansiedad, una compañera inequívoca del viaje a través de la turbulencia del nerviosismo y la desdicha. Un tremendo dolor de barriga, una arcada solitaria y moribunda, un pañuelo de papel, dos lágrimas esperando ser secadas y un cepillo de dientes. Las almas ya no creen en la noche y el día se ha convertido en el refugio de la sociedad. Busco una película que complete el ciclo para volver a comenzarlo, ¿quién sabe? Tal vez la vida de los poetas del volante no fuese homogénea, tal vez la velocidad no nos haga vivir más deprisa…

Tanto para decir lo que pensaba mientras el bueno de Nicolas Winding Refn nos presenta en veinte espléndidos minutos al comienzo de “Drive” (2011), su última película. Ryan Gosling comienza a subir un peldaño más en la escalera de la interpretación clásica y las barandillas del ascensor del tiempo nos sumergen en la ambientación pictórica de serie "beata" de los créditos de televisión ochentera y “cutrefacta”. El “thriller” como género es un punto y aparte en el cine, es una mezcla afilada entre la lima del suspense y el lamento de la comedia menos clásica, y en éste las niñas malas se convierten en cenicientas por colisión y al ocaso de las mafias locales le da por jugar a las carreras. Lejos, con pausa, sólo tenemos cinco minutos, los guantes ya están sujetando el cuero. Ya no se hacen películas así, se hacían treinta años atrás, donde al pantalón vaquero aún no se le caía la piel a estrías de entretela y los niños crecíamos por gasto de imaginación. ¡Qué me gusta el silencio! La soledad hoy no existe, sólo es un recuerdo vacío del pasado. Mañana, mañana nadie sabe.
Francisco
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