No cabe duda de que OVERLORD tiene todos los boletos para destacar en certámenes como SITGES o la SEMANA DE TERROR de Donostia, donde lo gamberro y bizarro triunfa entre un público entregado de antemano a la diversión y el alboroto. Pero por lo demás, muy poca cosa que aportar a la causa gore de rangos militares y que películas infinitamente mayores como GUERRA Z, 28 DÍAS DESPUÉS o incluso ALIENS, EL REGRESO, han dejado en un listón muy alto.

Hay un esfuerzo indudable en la proyección de una idea divertida a priori, aunque fracasa en un guion flojo y demasiado contenido para que podamos creernos que estamos ante un producto valiente y que no teme a nada ni a nadie. El horror nazi lo conocemos, desgraciadamente, demasiado bien, pero el director JULIUS AVERY, no logra sacudirse de encima todos los prejuicios y sensiblerías habituales del cine de acción habitual de buenos y malos.

Hay cosas valiosas, sobre todo en el infecto laboratorio de la torre de control alemana, que como ya imaginareis, sirve de centro de experimentos a un científico nazi que rinde su servicio al tercer Reich, pero el tono general de la película es tibio y los momentos de gore extremo muy limitados. Para que el horror sea completo hay que eliminar, de manera infame, aquello a lo que hemos cogido cariño y OVERLORD, hace exactamente lo contrario.