Nunca he visto en una trilogía un fallo tan garrafal como el que han cometido en esta saga al hacer una segunda parte basada nada más que en los efectos especiales, que si bien es cierto que superan a los de la primera parte y son muy buenos deja mucho que desear en cuanto a guión.

Y es que el guión es el punto más débil de está segunda parte, pues carece de un argumento desarrollado y además no innova en nada respecto a la gran obra maestra que era la primera película.

Además se nos presenta una relación amorosa (estilo niños adolescentes encoñados) entre dos de los personajes principales que resulta terminando empalagosa e infantil.

Desde luego todo una pena de continuación para la primera “Matrix” que vimos en 1999.