Con nada que destacar transcurre esta pelicula que realmente da vergüenza ajena y en donde todo es tomado de los pelos quedando muchas cosas a la imaginación del espectador. La trama gira alrededor de un joven editor de un canal de televisión que viendo antiguos videos, encuentra una filmación casera de uno pornográfico en donde está la esposa del dueño del canal (me pregunto que hacia allí ese video, esa es una de las muchas preguntas que dan vueltas y nadie las puede contestar). A partir de allí, de golpe, sufre una especie de obsesión y comienza a forzar un encuentro con la mujer, cosa que ocurre, desencadenando una serie de eventos, todos, por decir algo, idiotas, que desembocarán en un final acorde al resto del film. Dentro de las actuaciones encontramos a un, por momentos, sonámbulo Esteban Lamothe que quiere componer un personaje de un joven triste y amargado pero le sale uno inexpresivo e inmutable, Jazmín Stuart se desnuda cuando puede ya que por lo menos eso le tapa su pobreza como actriz, Eleonora Wexler en modo similar a Stuart en cuanto a su pobreza interpretativa y llamativamente Alejandro Awada participa de esto que por supuesto no le suma nada. Como perlita encontramos a un caricaturesco inspector (ni se quién lo interpreta) que es una mezcla de Columbo, Porky y cuanta cosa estrafalaria se le ocurra a uno dando realmente risa. Desechable.