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Voto de siestecita:
9
Drama Richard Jewell era un guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el cual descubrió una mochila con explosivos en su interior y evitó un número mayor de víctimas al ayudar a evacuar el área poco antes de que se produjera el estallido. En un principio se le presentó como un héroe cuya intervención salvó vidas, pero posteriormente Jewell pasó a ser considerado el sospechoso número uno y fue investigado como presunto culpable. [+]
26 de enero de 2020
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Viendo la última película de Clint Eastwood no he podido evitar recordar la novela de Kafka “El proceso”, en el que un pobre Josef K es detenido una mañana sin saber el motivo.

Aquí el protagonista ni siquiera es detenido, pero sabe que está siendo investigado por un delito que resulta un disparate tan enorme y está tan alejado de la realidad y de su propia naturaleza, que el hombre tarda bastante en asimilar semejante barbaridad.

Eastwood, como ha hecho en otras ocasiones, vuelve a defender al individuo contra el abuso del Estado o de los grupos de poder y lo hace de nuevo con la elegancia y fluidez que le caracterizan.

En esta historia, la víctima, porque no se la puede llamar de otra forma, tiene la inteligencia suficiente para contratar a un abogado que es justo su extremo opuesto y gracias a esto y a una paulatina toma de conciencia de la gravísima injusticia y del error absurdo que se ha cometido con él, consigue salir adelante.

Quizás lo único que se puede reprochar a Eastwood es que no deje caer en ningún momento que esta no es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad en lo que se refiere a la prensa y los cuerpos y fuerzas de seguridad de su país o de cualquier otro país democrático. Porque si bien es cierto que desgraciadamente abusos y errores hay, ¡claro que los hay! también es cierto que los periodistas en su conjunto no son como la inmoral y codiciosa Barbie que retrata, ni todos los policías son tan subnormales o corruptos como los agentes que investigan el caso. Fuera de ese mensaje incompleto no hay nada que no me guste de esta película. Los actores están soberbios, especialmente el protagonista, la dirección es fantástica y todo funciona como un reloj suizo.

Para mí, la conclusión es que Eastwood es la octava maravilla del mundo. Ojalá viva mil años más y haga mil películas más. El sí que es mi héroe.
siestecita
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