Sobre “Johnny cogió su fusil” tengo que decir en primer lugar que es una de esas películas que he visto reivindicar a gente de lo más variopinto a lo largo mi vida desde monjas, comunistas, juristas, cristianos, pacifistas, proeutanasia...todos ven en ellas solamente los fragmentos que les interesan y no el cuadro completo como suele ser habitual por otra parte.
La novela “Johnny cogió su fusil” fue escrita en 1939 cuando el mundo estaba siendo abocado a una nueva guerra y el recuerdo del desastre de la IGM estaba aún muy presente en Dalton Trumbo que la había vivido siendo un niño y significaba la lucha de las democracias imperialistas en perjuicio del pueblo obrero y campesino.
De todas formas su presunto antimilitarismo no lo vimos cuando en 1944 escribe el guión de "Treinta segundos sobre Tokio” donde se narra como los bombardeos norteamericanos dejan como un solar la capital nipona de forma patriótica al más puro estilo yankelandia.


Sobre la película decir que la mano de Luis Buñuel (ayudó a escribir el guión en los años sesenta puesto que presuntamente iba a rodar la película) se nota en bastantes secuencias sobre todo en la de los sueños, al final el bueno de Buñuel no se atrevió a rodar la película entre otras cosas porque se tomaba demasiado en serio la vida y la muerte y Buñuel nunca era tan dramático en su cine. La ironía y humor de Buñuel no lo permitía Trumbo que quería llegar por medio del emotivismo a convencer a la gente, cosa que Buñuel siempre le dio igual ya que no hacía ni hizo nunca populismo de sus ideas. Evidentemente del individualismo de Buñuel al comunismo de Trumbo hay un mundo en la forma de contar una historia.

Dalton Trumbo era miembro del partido comunista y fue una de las víctimas del McArtismo pero esa desgracia no quita para decir que la película habla mal constantemente de la democracia, es posible que Trumbo en la época que escribió la novela prefiriese el régimen stalinista que apoyaba por aquel entonces.

Pero cuestiones políticas al margen Trumbo ha sido un gran escritor y guionista autor entre otras maravillas de "Vacaciones en Roma, “Papillón” o “Espartaco” que demuestran su indudable calidad.
Con “Johnny cogió su fusil” se puso a dirigir por primera y única vez y el resultado es impactante aunque tampoco al nivel que la historiografía del cine nos quiere vender.

Y hablando de la película en sí debo decir sin más rodeos que es efectista por doquier, algo que me resulta molesto. Hace algo que nunca se debe hacer: Contar un caso extremo como lección sociológica. La película es fría y áspera y evidentemente no es para todos los estómagos, sin embargo hay que verla para poder medir como un termómetro nuestras sensaciones ante la angustia.