Bajo la apariencia de la sencilla historia de un padre y tres hijos -dos chicos y una chica- me encontré una película muy interesante. Los cuatro están obsesionados por casar a la chica, pero esta tiene la autoestima brillando por su ausencia y no consigue pretendiente ni a tiros. El hermano pequeño, por contra, está viviendo su primer amor, y tanto él como su hermana se ven permanentemente coartados por la influencia del mayor, un tipo serio y descreído. El catalizador de los sentimientos de todos ellos va a ser un extraño personaje, un charlatán de feria, que parece que quiera estafarlos a cuenta de la sequía que asola el pueblo donde viven, y que va a ser un revulsivo en sus vidas.

En el debe apuntaré que chirrían determinadas expresiones y pensamientos relacionados con el papel de la mujer en esa época, y también que algunas interpretaciones las encontré algo exageradas, y a la Hepburn un poco mayor para el papel que hace. Pequeñas cosas, porque esta especie de cuento tiene mucho encanto y mucha sabiduría.

Frase del título: William James.