tenía el mismo escepticismo que me impidió leerme la novela: un paralítico que se enamora de su cuidadora… bueno, pensé, la típica romántica con alguna escena divertida, lloros por doquier y pare usted de contar.

Sin embargo, me ha parecido aquello que siempre se dice… “una película bonita”. El personaje de Louisa (la chispeante Emilia Clarke le da hasta un cierto toque “Amélie”) me encantó desde el primer momento. Me hizo gracia su locura, su originalidad y su energía; es el verdadero eje sobre el que gira la historia, que aborda la evolución de dos personas en unos pocos meses: una que lo tenía todo, postrada en una silla de ruedas, y otra con un gran potencial ahogado por las circunstancias. Los dos nos van a sorprender, a emocionar y probablemente nos enseñen alguna cosa valiosa para nuestra propia existencia.

Lo que más me gusta de los prejuicios es cuando se revelan tan equivocados...